Stefano Bollani: “Al jazz le falta conectar con la electrónica”

Cuando era pequeño, Stefano Bollani (Milán, 1972) se ponía delante del espejo imitando a Adriano Celentano. Su sueño era convertirse en un cantante como el intérprete del Azzurro. El deseo acabó haciéndose en parte realidad, pero en lugar de un cantante pop emergió un compositor y pianista de jazz. “Una de las cualidades del jazz es que tiende siempre a mezclarse con los otros géneros musicales”, responde Bollani sobre la música que ha vertebrado su trayectoria musical. “El jazz me ha ayudado a descubrir el encanto, la magia de la improvisación, la importancia de vivir el momento presente”.

Frank Zappa, George Gersh­win, Kurt Weill, Chick Corea, Antonio Carlos Jobim, Maurice Ravel, Bill Frisell o el director musical Riccardo Chailly, con el que ha colaborado en varios proyectos musicales, son solo algunos de los puntos cardinales de su itinerario musical. “Cuando estudiaba en el conservatorio, solo quería ser un músico de jazz, no deseaba entrar en el mundo de la música clásica, y al final he acabado tocando en La Scala”.

Para su última grabación, Arrivano gli alieni, ha echado mano de un título que parece extraído de una película de serie B con marcianos desembarcando en la Tierra. “Es una de las canciones del disco y se puede ver como una metáfora, pero habla realmente de la llegada de esos alienígenas que, en vez de desembarcar con intenciones belicosas como solemos imaginarlos, llegan para ayudarnos a vivir mejor en nuestro planeta”. Stefano Bollani, aparte de haber cumplido aquel sueño de ejercer de cantante interpretando algunas canciones en su nuevo disco, vuelve a mostrar esa cualidad de músico sin fronteras que lo define, cruzando la música brasileña—Acuarela de Brasil— o recalando en un evergreen de la música italiana, Quando, quando, quando. “La idea de un músico sin fronteras es bella, pero dejémoslo simplemente en un músico curioso”, comenta Bollani.

Stefano Bollani: “El jazz debería conectar con la electrónica”

Un gusto por explorar que le ha hecho escribir varios libros; participar en un programa radiofónico dando vida a un irónico musicólogo, el Doctor Djembe; presentar un programa en la RAI, Sostiene Bollani, o animar el proyecto Danish Trio, la formación que desde hace más de diez años comparte con el contrabajo Jesper Bodilsen y el batería Morten Lund. “Se trata de hacer vivir al público la misma diversión y complicidad que nosotros tenemos cuando se unen las voces de nuestros instrumentos”.

“Cuando interpretas en público, interpretas para el público, es por eso que el que está sentado en la sala debe ­sentirse protagonista de la velada, tiene derecho a sentirse implicado y así poder después emocionarse”, señala sobre las relaciones entre el músico y el auditorio. Y citando una de las frases contenidas en uno de sus libros apunta: “El verdadero espectáculo es ­escuchar, no solo en la música, también en la vida. Estamos demasiado ocupados en nosotros mismos y encima los discursos que producen nuestros egos son de lo más aburrido que podemos oír”.

Continúa creyendo que la música pura como el jazz puro no existe. “Las músicas se contaminan”. “Una de las cosas que sigo echando en falta en el jazz, a diferencia de lo que ha pasado con el rock o los ritmos latinos, es su desconexión con la música electrónica”. Crecido en esa cultura donde se mezcla la música pop, la canción de autor y la música tradicional, declara su admiración por el pianista Renato Carosone, el músico que fusionó la tradición napolitana y el swing americano. “Me gusta, pero no tanto por su música, sino por su forma irónica de contar historias”. Y entre sus hábitos diarios: “Todas las noches me gusta escuchar música brasileña, volver a escuchar a João Gilberto cantando junto a Caetano Veloso, Gilberto Gil y Maria Bethânia”.

Arrivano gili alieni. Stefano Bollani. Decca.