Peter Hammill: “Soy adicto a la excitación del descubrimiento”
El músico británico interrumpe su encierro creativo para dar en Madrid su único concierto de 2015
“Ahora que la actividad se me empieza a ralentizar con la edad, es probable que me vuelva menos y menos visible en redes y medios”, escribía Peter Hammill (Londres, 1948) en el diario de su web en julio. ¿Uno de los exploradores más voraces e hiperactivos de la música británica pisando el freno? Alarma en falso. “Llevaba meses sin nada interesante, pero la cosa cambió: con Van der Graaf Generator, tendremos grabado un nuevo álbum en enero distinto a cualquiera de los anteriores, y ya he compuesto mi próximo disco”, anuncia. Pese a la euforia (“soy adicto a la excitación del descubrimiento”), no deja de salpicar su discurso con alusiones al paso del tiempo, en vísperas de su show en Madrid en solitario. “Es la primera vez que en todo un año he optado por dar un solo concierto”.
La actuación de Hammill girará alrededor del piano y de su distintiva voz: “He creado tantas canciones con él que se convierte en el formato ideal para ofrecer una visión equilibrada de mi trayectoria”. Carrera de un sinfín de palos: el mejor rock progresivo al frente de Van der Graaf Generator (en los setenta y desde 2005), art rock, folk, avant-garde, psicodelia, ópera, new wave e, incluso, protopunk. “Un disco mío [Nadir’s big chance] se considera influencia para el punk aun sin conexión directa. Contenía la agresión musical de tres acordes que caracterizó a lo que entonces, en 1975, solo flotaba en el aire. Una mera sincronía. Igual que el supuesto saqueo de mi obra por David Bowie, según John Lydon [líder de Sex Pistols]: se nos asociaba por el acento inglés y la vocalización algo operística”, aclara.
Tendremos grabado un nuevo álbum en enero distinto a cualquiera de los anteriores, y ya he compuesto mi próximo disco"
Cualquier mínimo asueto le debe parecer un drama a alguien que horneó dos entregas de temas nuevos en 2014. “En el pasado sí disponía de stock, algún tema inédito reaparecía años después, pero no así en el último lustro. Me motivo con cada proyecto, aunque son las canciones las que determinan la naturaleza del mismo. No puedes forzarlas, vienen a ti y te deben pillar trabajando”.
Las de Other world, uno de esos discos del año pasado, “entre la americana y los efectos electrónicos”, le sorprendieron en su propio estudio de Bath junto al guitarrista y compositor Gary Lucas (compinche clave de Captain Beefheart o Jeff Buckley). “Nos conocimos en los setenta. Le invité a venir, y el entendimiento y la energía resultaron impecables, aunque bastante tarea tengo ya con lo mío”, bromea no sin razón.
El salto mortal llegó hace meses con All that might have been, en el que troceó las canciones escritas para unir con éxito flashes de una a otra por lazos de tiempo, lugar o personajes como si se tratara de un guión musicado o una película de audio. “Lo llamo cinemática de diseño y no creo que tenga precedentes. Hay canciones que pueden evocar imágenes en mayor medida que los poemas o las novelas”.
El presente año se abrió con Merlin Atmos, un disco en directo que recogía parte de la gira europea de Van der Graaf Generator en 2013. Su título, recuerdo de infancia: “El Merlin era un motor aéreo construido por Rolls-Royce y empleado en aviones como los Spitfire de la Segunda Guerra Mundial. Fueron sintonía habitual en el cielo para los niños que crecimos después del conflicto, en tiempos en los que aún no existían las de los smart phones. Guy, Hugh y yo compartíamos esa experiencia”.
El batería Guy Evans y el teclista Hugh Banton completan el trío actual de Van der Graaf Generator, aunque el álbum de retorno en 2005, Present, también incluía al saxo y flautista David Jackson. “Su salida significa un tema espinoso, así que mejor dejémoslo en ‘no comment’”. El silencio queda solo en intención: “Tendíamos antiguamente a descuidarnos los unos a los otros. Conforme cumples años te das cuenta de la importancia de respetar a los viejos amigos y a ti mismo. Y estamos orgullosos de esta década en trío, de los discos, las giras, el nuevo material y las ocasiones de revisitar el viejo”.
Hammill retoma el detalle sobre el trabajo de estudio del grupo todavía por finiquitar (quinto en la nueva etapa): “No se parece al perfil tan experimentador de ALT [el álbum previo], las piezas cuentan con estructura de canción. Y pese a que no perseguimos nunca sonar inteligentes como objetivo, sí que resulta bastante complejo”.
Lo dice el mismo músico al que le llevó años concebir su ópera sobre La caída de la casa Usher, de Poe, en 1991. Con un libreto firmado a medias por Chris Judge Smith, compañero en la Universidad de Manchester y cofundador de Van der Graaf Generator. “Yo ya había comenzado a componer antes de mudarme allí. El beat británico, el blues, el soul, Hendrix, la clásica contemporánea y el jazz me sirvieron de espejos. Pasados tres o cuatro años, supe que me quería dedicar a esto aunque no me diera para comer. Luego ya me atrapó la musa”.
Y ajeno “al circo y al priapismo de fuera”, Hammill se despide para grabar overdubs con la guitarra en el álbum en curso de su banda. “Soy un instrumentista funcional, me siento primero compositor y después cantante. Pero, como dice Guy Evans, bordo el ser Peter Hammill con mi instrumento”.
Peter Hammill actúa hoy, 14 de diciembre, en Madrid (Teatro Lara), dentro del ciclo Pequeños Grandes Momentos 1906.
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