Sergio Peris-Mencheta: “En cultura, menos explicación y más inoculación”

—¿Concibe tu vida sin la literatura?

—No concibo mi vida sin el arte en general. Como espejo de mí y de los otros. De quien soy y del mundo en el que vivo.

—¿Qué diferencias esenciales existen entre leer una novela o una obra teatral?

Una novela está escrita para ser leída. Una obra teatral está escrita para ser representada. En la novela, la historia se cuenta a través del autor. En el teatro a través de lo que dicen los personajes. En una novela está todo minuciosamente descrito por el autor que nos sumerge en la ficción a su antojo. En el teatro el lector tiene que poner más de su parte. El teatro que más me gusta carece de acotaciones por lo general, y es el lector el que debe imaginar. Creo que leer teatro requiere de un plus de concentración y de imaginación.

—¿Shakesperiano o cervantino?

—Shakespeariano.

—¿Qué valores de uno y otro rescatarías?

Ambos dibujaron el mundo en el que vivían -sus luces y sobre todo sus sombras-; y todo a partir del mismo ser humano: su punto de vista, sus instintos y sus emociones. Y supongo que gracias a no teorizar, sino a humanizar, sus escritos no han perdido un ápice de su vigencia. Nos siguen demostrando que en casi medio milenio el ser humano evolucionó por fuera, pero no por dentro: el contexto ha cambiado, el texto se escribe más rápido, pero pretexto y subtexto sigue siendo idénticos.

—Peter Brook le dijo en una ocasión que si Shakespeare estuviera vivo se llamaría Eminem y escribiría en rap. ¿Estaba de acuerdo con el maestro?

—En ese momento casi me da un pasmo. Quizá lo hizo para que relativizara y perdiera el miedo a las "grandes palabras" del Bardo. Shakespeare no escribió en una alcoba a la luz de una vela. Sus textos se escribieron encima de un escenario para ser dichos.

—Ha dicho que el teatro le lleva a sitios donde no le puede llevar un billete de tren. ¿Existe algún lugar al que el teatro todavía no haya llegado?

—En general al arte se concibe para llevarnos al interior de uno mismo. Creo que el teatro, y el cine, además de entretenerte, te permiten ese viaje si estás dispuesto a dar el paso. Me gusta pensar en una línea en cuyos extremos están de un lado el cine y del otro la novela. Y el teatro se sitúa entre las dos. Cuanto más cerca está el espectáculo teatral de la novela, más me interesa. Más me obliga a tomar partido, a ser parte.

—¿Cree que nuestros políticos leen? ¿Qué lectura le recomendaría al exministro Wert en su retiro dorado parisino?

—Creo que habrá de todo, y salta a la vista quien lo hace y quien no. Con Wert ya no me hablo. Le dejé un mensaje en el contestador y todavía estoy esperando que me llame.

—Ha sido muy combativo en la defensa del IVA cultural, ¿cómo podemos explicar a la gente que la cultura no es un adorno?

—Creo que no se trata de explicar nada a nadie. Y menos a ese ente abstracto llamado "gente". Sinceramente, el trabajo empieza por uno mismo: si yo me lo creo, si yo me pincho el virus, será más fácil que el otro se contagie. Con lo cual menos explicación y más inoculación (sonríe).

—Ha reivindicado siempre los textos clásicos, ¿a cuál vuelve siempre y cuál cree que está sobredimensionado?

—Poeta en Nueva York y Anacleto se divorcia, respectivamente.

—¿Es asiduo a librerías? ¿Cómo organiza su librería personal en casa?

—Soy asiduo. Pero no me leo ni por asomo todo lo que me compro. La mayor parte de los libros que compro son poemarios y ensayos sobre teoría teatral o sobre psicología. Y son, en su mayor parte, libros de consulta. Me encanta tener un desván caótico lleno de autores donde encontrar respuestas por aquí y por allá. O al menos buscarlas. Mi librería es un auténtico caos.

—¿Qué está leyendo ahora?

—Ahora mismo, La borra del café de Benedetti.

—Ha dirigido, ha actuado, ha adaptado textos clásicos y contemporáneos, ¿ha pensado en escribir teatro o cualquier otra forma de literatura?

—He escrito una obra que estrenaremos en el 2017 en la Sala Verde del Canal. Pero soy más adicto a adaptar textos de otros. No me considero escritor ni mucho menos.

—En el cine ha sido Capitán Trueno y ahora va a interpretar al luchador Gustavo Zapata El Oso en la serie Snowfall de FX. ¿Es lector de cómic o de novelas de aventuras?

—Más de novelas de aventuras que de cómic. Era muy de Los Cinco, Mark Twain, y Gaston Leroux. Ahora leo muy poca novela. No tengo tiempo.

—¿Es cierto que fue un numerólogo el que te dijo que debías empezar a dirigir? ¿Está ahí el destino del que tanto hablan las tragedias griegas?

Él me confirmó algo que ya existía en mí, pero que no terminaba de asumir. Manuel (que así se llama él) habla poco de futuro y destino. Habla de aquí y ahora. Te plantea lo que estás dejando de hacer para ser feliz y te propone herramientas para conseguirlo. Y en su consulta no hay sitio para las tragedias.