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Experimentalismo ‘mainstream’

Tras una solvente primera novela, Sergio de la Pava publica 'Personae', una narración con fondo negro clásico cargada de clichés supuestamente vanguardistas

El escritor estadounidense de padres colombianos Sergio de la Pava.
El escritor estadounidense de padres colombianos Sergio de la Pava.

De la misma manera que algunos eslóganes de la contracultura han terminado por convertirse en clichés del neoliberalismo (la actitud punk, el nomadismo, las drogas, etcétera), muchos descubrimientos de la novela experimental se han popularizado y, en vez de incomodar y sacudir conciencias, hoy calman a los lectores. O a un tipo de lector/consumidor de productos minoritarios pero reconocibles. Es el caso de Personae, segunda novela de Sergio de la Pava (Nueva Jersey, 1971) después del éxito de Una singularidad desnuda (Pálido Fuego, 2014), Premio Pen a una primera novela en 2013.

Personae responde a una trama de novela negra convencional: la detective Helen Tame investiga la muerte de un anciano en un apartamento de Manhattan. Sospecha que ha sido asesinado antes de concluir su obra maestra, porque el anciano es Antonio Arce, un genial escritor colombiano desconocido. Y Tame, por cierto, fue concertista de piano hasta que abandonó su exitosa carrera para hacerse detective, profesión que desempeña con una intuición fuera de lo común.

Esta es la base, pero Personae no es más que la reunión de varias piezas de Arce y Tame que no se sostienen por separado ni suman un todo suficientemente orgánico. Por ejemplo, una larga obra de teatro de Arce, Personae, sonrojante recreación del teatro del absurdo (“No hemos decidido. Es decir, hemos decidido decidir; todavía no hemos decidido la decisión en sí”) aderezada con salsa existencialista: el gran teatro del mundo, la fragmentación del yo, el artista, Dios y el amor. Transcurre al final de los tiempos porque, “como sospechan algunos, somos lo que queda de la humanidad”, dice un personaje, sin advertir la tautología.

También hay una recopilación de aforismos (“el arte aumenta la capacidad empática del que lo aprecia y por lo tanto aumenta el depósito de amor en el mundo”) y un artículo acerca de Glenn Gould y las Variaciones Goldberg. Gould fue “un maelstrom que pareció arrasar el concepto de música clásica”, escribe Tame, que incide en otro cliché posmoderno, Gould como paradigma del genio romántico.

Es mejor Energeia, la obra maestra inacabada de Arce, que Tame compara con la Octava de Schubert. Un interesante relato en tres tiempos que naufraga por la mala utilización del recurso del manuscrito hallado. Si prometes una obra maestra, no basta un buen relato. Quizá por ello De la Pava recurre a un truco frecuente en estos casos: destacar la singularidad del texto con una tipografía peculiar, la numeración de los párrafos.

Nos hacemos varias preguntas. La primera es por qué se confunde experimentación con la repetición de unas fórmulas: estructura fragmentaria, manuscrito hallado, monólogos neuróticos. La segunda, por qué la novela de vanguardia no se cansa de parasitar el género negro: de Robbe-Grillet a Coover, pasando por Gombrowicz y La verdad sobre el caso Savolta, etcétera.

Pero la principal limitación de Personae es su escritura de laboratorio, el abuso del léxico científico, hable quien hable, y la necesidad de demostrar ingenio en cada frase sin permitir que la escritura despegue.

No ayuda la traducción. Aunque se publicó originalmente en inglés, en la edición española de Personae no figura ningún traductor. Es muy probable que el propio De la Pava, hijo de colombianos, haya traducido la obra y la considere un original bilingüe. Hubiera sido un curioso ejercicio de duplicidad, pero fijémonos en una frase: “Inconstante del modo en que, de manera creciente, Skye parecía casi en duelo, como si algo se hubiera perdido cuando por lo que él podía decir todo había sido ganancia durante años”. ¿En qué idioma está escrita? Otras, muy numerosas, están claramente pensadas en inglés y mal traducidas: “Él tomó acción”, “la movida médicamente apropiada”.

Un aforismo de Arce dice: “El inglés es más rico que el español, así es, y yo quiero antes que nada ser rico”. Quizá De la Pava debería (como en su primera novela, muy superior) escribir en inglés y confiar en la capacidad de sus traductores.

Personae. Sergio de la Pava. Literatura Random House. Barcelona, 2015. 240 páginas. 15,95 euros.

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