Cien palabras que valen 6.000 euros
Nacho Artacho se convierte en el ganador del concuro 'Relatos en Cadena', de la Cadena SER con su texto 'La costumbre'
"Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón...". Así comienza el texto con el que Nacho Artacho, nombre con rima, se ha convertido en el vencedor del concurso de microrrelatos del programa La Ventana de la Cadena SER. Su propuesta, titulada La Costumbre, un texto de cien palabras, le ha hecho ganar 6.000 euros. El certamen Relatos en Cadena que cada semana trae a la radio tres piezas de literatura en miniatura y que al final de la temporada elige a sus finalistas ha alcanzado este año su octava edición.
Chelo Sierra con Un día de mayo de 1615 y Manuel Nicolás con La llamada le han acompañado en el podio y han logrado un curso en Escuela de Escritores. Los finalistas de este año eran Manuel Nicolás, José Luis Rodríguez, Javier Regalado, Noemi Pérez, Eva Clemente, José Manuel Dorrego, Nacho Artacho, David Garduño, Pepe Fuertes y Chelo Sierra.
Sus historias suponen un recorrido por lo mejor y lo peor de la condición humana y bailan entre la comedia y la tragedia, el terror y el amor. Hombres que lo han perdido todo, relatos lúgubres, muñecos que dirigen el destino del mundo, whatsapps inoportunos, ataúdes que se abren, un circo aquejado de amor no correspondido, lavadoras acabando con años de trabajo, amigos a punto de dejar de serlo, herencias que no concilian con la Inquisición y chicas que duermen durante 400 años.
El relato ganador
Todo estaba dibujado en la pequeña libreta gris que llevaba en el bolsillo de su pantalón: los primeros garabatos intrascendentes; los avances prometedores que llevarían a laboratorios de medio mundo a disputarse sus servicios; aquellos insoportables castillos de ecuaciones que le consumieron las noches y el matrimonio; la hermosísima serie de bocetos de virus y bacterias merecedora de figurar en el catálogo de cualquier pinacoteca. Y, por fin, el hallazgo formidable, la cifra y la fórmula que -de demostrarse- supondrían el fin de la enfermedad. Todo estaba en aquella libreta que siempre llevaba en el bolsillo del pantalón y que ahora golpeaba rítmicamente contra el cristal a cada vuelta del tambor de la lavadora.
Babelia
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