Paz Errazúriz: “El momento decisivo es un misterio”
Premio PhotoEspaña 2015, la veterana fotógrafa chilena lleva más de tres décadas empeñada en la documentación lírica.
—¿Qué libros cambiaron su mirada?
—Las crónicas periodísticas de Pedro Lemebel me enseñaron mucho. También la poesía; por ejemplo los versos de Malú Urriola, Carmen Berenguer, Nicanor Parra; siempre me he sentido muy cercana a este género.
—¿Ninguno de fotografía?
—Soy autodidacta y había pocas bibliotecas en Chile cuando comencé, pero cuando empecé a acercarme a la vida con mi cámara, los trabajos de Cartier-Bresson, de Josef Koudelka y de Robert Capa fueron muy importantes.
—Cartier-Bresson hablaba del momento decisivo. ¿Cuál fue el suyo?
—Eso es un misterio, algo tan personal que objetivamente no puede existir.
—¿Por qué editó su primer libro?
—Surgió en plena dictadura. Aún no me consideraba fotógrafa, pero me despidieron del trabajo como profesora y había largos toques de queda; me quedé en casa con mis hijos. Hice un libro para niños con fotos de nuestra mascota. Era el diario de vida de una gallina, Amelia, un libro de factura muy económica. No vendió nada.
—¿Fue difícil convencerse de que era fotógrafa?
—Comencé con un hombre que me dijo que “una dueña de casa nunca va a ser fotógrafa”; formé parte del GFI, un grupo de resistencia con el que intenté el fotoperiodismo, pero tiré hacia el ensayo.
—Llegaron sus trabajos sobre el tango, boxeadores, parejas en un psiquiátrico. ¿Cuál es la mayor sorpresa que le ha deparado la fotografía?
—Descubrir que las parejas del psiquiátrico que fotografiaba eran estables. Cuando vieron sus fotos sintieron legitimada su relación, como si fuera un certificado de matrimonio. La fotografía se convierte en tantas cosas.
—¿Por qué su fijación con el blanco y negro?
—Porque ofrecía absoluta autonomía e independencia, por la magia del revelado, ese tiempo que pasas con las imágenes latentes. Ahora trabajo en digital.
—¿Quién es su heroína favorita?
—Ana Frank, un personaje real.
—¿De qué autor ha devorado todo y querría más?
—De Marguerite Yourcenar
—¿Qué libro no ha podido terminar?
—Uno de la pintora Yayoi Kusama.
—¿Por qué lo empezó?
— Soy muy lectora de todo lo japonés. Me gusta la pasión tan sutil que tienen en su forma de narrar, esa intensidad que abruma y esa levedad aparente.
—¿Qué leyó en el avión que la trajo a Madrid?
—Una novela de Leonardo Padura.
—¿Y que libro se lleva de vuelta a Santiago?
—El catálogo Latin Fire. Es interesante cómo la mirada sobre la fotografía latinoamericana ha empezado a moverse hacia el coleccionismo.
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