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feria del libro de madrid 2015
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La resta

El escritor andaluz describe el comportamiento de algunos lectores y escritores y lo que signigfica un hallazgo literario

El teléfono de cuerda. Jugar al teléfono con una cuerda y dos vasos, estirar la cuerda, hablar por un extremo; que no haya nadie al otro lado. El escritor doméstico escribe así, sosteniendo esa cuerda sin respuesta; hablo del escritor que no recibe sobres acolchados con novedades editoriales persiguiendo su prescripción; el escritor que cierra la puerta porque los niños atruenan, el escritor desolado que escribe lamentándose de su pequeña derrota.

Lectores. Pero a veces ocurre que los lectores, en pequeños grupos, merodean por las habitaciones contiguas; ocurre que encuentran la cuerda tendida en el suelo y el vaso olvidado, ocurre que preguntan ¿hay alguien ahí?, con la curiosidad del visitante del zoológico; leen. Y al escritor incomunicado le muerde una pizca de entusiasmo, el mismo entusiasmo que trasminan esos lectores tenaces, sonrientes, pocos. Es semiótica: emisor-mensaje-receptor-felicidad.

Carrera literaria. Al principio, el enemigo era la autocompasión, también la desesperanza; ahora se nublan sobre el escritor comunicante dos amenazas terribles: la primera, el cinismo; la segunda, el ogro de la carrera literaria; es decir, la impostura y el convencimiento de que un libro sucederá a otro en una escalada hacia el éxito y el prestigio, como en una competición deportiva. Que se reconozca tu mérito, tu resistencia heroica, tu esfuerzo. Que hablen de ti en este periódico. Que tu nombre importe más que tus libros. Que la fila de la celda en la que habitas congregue al mayor número de lectores del zoo. Cuidado: en el famoso poema, Bolaño ya nos condujo a escribir "como una culebra en el Polo Norte, pero escribiendo. / Escribiendo poesía en el país de los imbéciles. / Escribiendo con mi hijo en las rodillas. / Escribiendo hasta que cae la noche / con un estruendo de los mil demonios"; escribiendo sin lectores a la vista.

Hallazgos. El escritor no-doméstico, que ya viaja y que da abrazos con palmadas, deja de sostener la cuerda de otros escritores. El escritor que no era nadie y que ahora cree que sí ya no deambula por habitaciones ajenas. Incomunicación. Mi hallazgo repentino, mi teléfono en esta Feria de Madrid ha sido La resta, de la escritora chilena Alia Trabucco Zerán, editado por Demipage. Justo ahora sostengo su cuerda junto a este teclado, y ya vibra.

Pablo Gutiérrez ( Huelva, 1978) es novelista y acaba de publicar Los libros repentinos (Seix Barral)

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