¿Y si Cervantes hubiese visitado América?

La República de Molossia es una micronación que comprende el rancho de su fundador, Kevin Baugh, y su jardín trasero y un par de propiedades más en Estados Unidos. Ha mantenido guerras con otros estados minúsculos, tiene sus propios ministerios e incluso ha reclamado territorios. Uno de ellos es la diminuta isla de Clipperton, un atolón deshabitado a 1.200 kilómetros de México, en el que se desarrolla la novela del escritor Pablo Raphael que lleva por nombre el del islote, publicada en Literatura Random House. ¿Esta historia es real o ficticia? ¿Hay alguien capaz de fundar en sus terrenos su propia nación? El autor y su compañero Juan Pablo Villalobos han reflexionado esta mañana en un encuentro en la Feria del Libro de Madrid sobre los límites entre fantasía y realidad en la literatura mexicana, bajo el título de México: Historia ficticia de la conquista de la Nueva España.

Los dos escritores acaban de publicar en España obras que juegan con el concepto de Historia, lo convierten en un material más al servicio de la narrativa y mezclan imaginación y hechos verídicos. En este juego de fantasía y realidad, Raphael ha fantaseado con la posibilidad de que Miguel de Cervantes hubiese visitado América, cuando ha relatado que buceando entre archivos históricos descubrió que el escritor solicitó permiso a los monarcas para conocer el nuevo continente: “¿Cómo hubiese cambiado la literatura en español si hubiese podido realizar ese viaje? Ese sería un proyecto interesante sobre el que escribir…”.

“Las obras precursoras de la literatura de América Latina son las cartas de Cristóbal Colón y la Historia de la Conquista de la Nueva España, ambos pretenden ser crónicas del desembarco de los españoles. ¿Pero qué es verdad y qué es mentira? Las misivas de Colón están tan plagadas de delirios que a cualquier escritor actual le darían pudor”, ha comentado Villalobos. Su libro, Te vendo un perro (Anagrama) recorre la historia del México de los últimos 80 años a través de los recuerdos de un pintor esquizofrénico, Manuel González Serrano. Un personaje que en realidad existió y que era el tío abuelo de un amigo suyo. La historia se desarrolla en un edificio en el que vive un grupo de ancianos y salta en el tiempo gracias a los recuerdos del pintor maldito. La narración mezcla personajes inventados, con otros históricos, como Frida Kahlo y Diego Rivera. “Creo que la Historia es esponjosa y esos huecos vacíos existen para la recreación del escritor”, ha explicado Raphael.

Ambos han coincidido que el hecho de no llevar el peso de ser el “templo del idioma” de no contar con la Real Academia, ha permitido a los autores latinoamericanos contar con más libertad a la hora de crear. Villalobos ha explicado que algunos compañeros anglosajones han incidido en ocasiones en que él no tiene un “estilo de América Latina”. “Nuestra literatura, y en particular la de México, se caracteriza por tener una gran diversidad y creo que el concepto que se ha instalado sobre ella tiene más que ver con los estereotipos y con lo que se ha vendido”, ha reconocido.

En sus obras juegan con la magia, la fantasía, la realidad y los documentos históricos y Raphael  ha apuntado un porqué: “Creo que la invención no tiene fin en Latinoamérica porque está en nuestra naturaleza”. Por cierto, lo de Molossia no es ninguna mentira.