_
_
_
_

Deberíamos ir armadas

'Chicas felizmente casadas' (un título irónico, por supuesto) tiene como tema la imposibilidad del matrimonio para ofrecer una satisfacción duradera a dos mujeres

Patricio Pron

Baba y Kate son irlandesas, se conocen desde niñas, han compartido piso en Dublín, son amigas, viven en Londres; las afinidades entre las dos terminan allí, sin embargo. Baba es deslenguada y no suele pensarse mucho las cosas: se ha casado con un constructor adinerado y bastante idiota que le procura la vida holgada que siempre ha deseado; Kate, en cambio, está casada con el hombre del que se enamoró, tiene un niño al que ama, le gusta la poesía y, por consiguiente, las historias que terminan mal.

Chicas felizmente casadas (un título irónico, por supuesto) tiene como tema la imposibilidad del matrimonio para ofrecer una satisfacción duradera a dos mujeres distintas pero rabiosamente vivas; inevitablemente, la rigidez de las convenciones sociales y la dificultad para comunicar sus necesidades y anhelos a sus maridos llevan a ambas a la infidelidad, y es allí donde se pone de manifiesto la diferencia principal entre las dos amigas: Baba disfruta de sus escarceos amorosos (grotescamente fallidos) como una vacación necesaria de una rutina que no cuestiona; Kate, en cambio, busca en una aventura breve y más romántica que sexual el “amor” que su marido le niega. Aunque las aventuras de las dos mujeres tienen consecuencias graves, es Kate la que peor parada sale de ella, ya que lo pierde todo, incluyendo a sí misma.

Edna O’Brien nació en Tuamgraney (Irlanda) en 1932; ha escrito relatos, biografías y piezas teatrales, aunque es conocida principalmente por sus novelas. Chicas felizmente casadas continúa y pone fin a la historia de la amistad entre Kate y Baba iniciada en Las chicas del campo y continuada en La chica de ojos verdes, aunque no es necesario haber leído las anteriores para disfrutar de Chicas felizmente casadas: su autora la escribió en 1964 (la reeditó con un epílogo en 1986) situándola en el Reino Unido de la década de 1950, pero, desafortunadamente, podría tener lugar en nuestros días, al menos en algunos países y en ciertas clases sociales, ya que uno de sus principales asuntos es la dificultad de las mujeres para aportar orden y sentido a sus vidas en una sociedad hostil que las prefiere “débiles, maleables, apocadas”. “¿Cómo sobrevivían todas aquellas mujeres?”, se pregunta la narradora en algún momento. “¡Aguante, ni más ni menos! Aquella podría ser una meta para ella, y tal vez el asma. Una enfermedad de la que podría hablar y usar como arma para la vida”. La historia no es nueva, pero O’Brien la cuenta con una enorme delicadeza, muy conmovedora, no exenta de sentido común: “Deberíamos ir armadas”, opina.

Chicas felizmente casadas. Edna O’Brien. Traducción de Regina López Muñoz. Errata Naturae. Madrid, 2015. 269 páginas. 18 euros.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_