Una vida sin cabos sueltos
Néspolo traza una historia que bascula entre un estudio pormenorizado de una generación de argentinos y las imágenes de los años de plomo
En su primera novela, Siete maneras de matar a un gato (2009), Matías Néspolo (Buenos Aires, 1975) transitaba entre la literatura (y su ineficacia como vehículo de salvación) y la radiografía implacable de un país irremediable. Llamaba la atención en ese texto el dibujo de la violencia juvenil. Absolutamente incompatible con algo parecido a la esperanza. Ahora, Néspolo retorna a la novela por segunda vez. Se trata de Con el sol en la boca. Una historia que bascula entre un estudio pormenorizado de una generación de argentinos y las imágenes de los años de plomo que sus personajes tienen que ir ordenando en su memoria.
La novela está dividida en dos partes y un breve capítulo final. La primera parte, narrada en tercera persona, nos informa y nos acerca a los actores de toda la historia. La información que se nos da es parcial, apenas por ella podemos hacernos una idea general y a la vez precisa de lo que se nos cuenta. Tenemos indicios, algunas dudas, también sospechas. Como las que tienen los propios personajes comprometidos en el relato. Los personajes (estudiantes universitarios), tres fundamentalmente, urden un viaje a Brasil. Una fuga que los aparte de la rutina desesperanzada. Estos personajes-protagonistas ofrecen distintos flancos débiles en sus existencias. Hombres y mujeres erráticos en busca de su lugar ideal.
La segunda parte comienza a ofrecer algunas soluciones. Algunas no son más que dudas disfrazadas de claridad. Algunas incógnitas comienzan a despejarse. En la ecuación hay varias equis. Un cuadro famoso. Una madre que un día abandonó a su marido y a sus hijos pequeños y de la que nadie supo nada más. A ello se suma unos negocios turbios, el tenebroso fantasma de la Triple A, los grupos de tareas, la guerrilla urbana. La irresponsabilidad ideológica y política por un lado y la barbarie represiva por el otro. Al final, el puzle se arma. O, por lo menos, eso parece.
Cuando se empieza a leer esta novela, no se la puede dejar por la mitad (en esto tiene mucho que ver su escritura mestiza, lunfarda y culta). Esto que digo no tiene nada que ver con un eslogan publicitario. Tiene que ver con su sentido. Matías Néspolo nos viene a decir que en la vida no se pueden dejar cabos sueltos. Aunque la verdad (o la mentira) duelan, todo tiene que cuadrar. En Con el sol en la boca casi todo el mundo quiere saber. No saber también es el deseo de otros. Pero al final todo tiene que tener una explicación. Incluso hay una explicación para las lagunas: las pocas equis que es mejor no despejar. La novela de verdad siempre es un arte del conocimiento humano. Y la novela de Néspolo vaya si lo es.
Con el sol en la boca. Matías Néspolo. Los Libros del Lince. Barcelona, 2015. 256 páginas. 18 euros.
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