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“Tras la crisis los excesos han vuelto a donde estaban”

Joshua Feldman aparca el teatro y debuta con una primera novela en la que convierte al profeta Jonás en un joven y exitoso abogado en el Nueva York contemporáneo

Andrea Aguilar
El escritor Joshua Feldman en una de las salas de 'Paragraph', el espacio donde escribe en Nueva York.
El escritor Joshua Feldman en una de las salas de 'Paragraph', el espacio donde escribe en Nueva York.Sarah Shatz

Fue en Basilea donde el escritor Joshua Feldman se puso a describir los avatares de un joven y exitoso abogado neoyorquino en El libro de Jonah (Libros del Asteroide), su primera novela. El trabajo de su esposa forzó su traslado a Suiza y el abandono de la "vigorizante" escena teatral Off Broadway donde hasta entonces se empleaba como dramaturgo. Había estudiado filología inglesa, desde sus años universitarios escribía y estrenaba obras.

Cinco minutos frente a su novela o en un cara a cara con él no dejan ninguna duda sobre el talento de Feldman para la rápida conversación. "Me encantan los diálogos. Y con El libro de Jonah me di cuenta de que la ficción, que no va a ser interpretada en un escenario, te da más libertad para introducir escenas grandiosas, o simplemente complicadas, sin tener que pensar en ningún inconveniente práctico", explica, ya de regreso en Nueva York, en un pequeño café atestado de gente, en las inmediaciones de Union Square. Feldman cuenta que trabaja de ocho de la mañana a seis de la tarde en esta zona, concretamente en Paragraph, una oficina compartida entre escritores a medio camino entre el club y una biblioteca (los nuevos miembros tienen que ser aceptados).

Su idea original en Basilea fue escribir un libro de 10 cuentos inspirados en sendas historias bíblicas. "La Biblia es un compendio del drama humano y pensé que sería un buen punto de partida para expandir ese drama tan destilado", recuerda. Feldman empezó con la historia del profeta Jonás, y aquello "creció y creció". Tres años después estaba lista su novela, y tras su paso por Florida, él y su esposa se reinstalaron en Brooklyn. "Ahora estoy en ese momento de vuelta y flechazo, donde has olvidado la parte que no te gustaba. Esta es una ciudad de escritores porque todo el mundo está en la calle y estamos todos forzados a estar juntos, los chics y los que no lo son. Esta amalgama es estimulante", reflexiona. "Te rodean historias y además las calles están llenas de gente que cayó aquí con el objetivo de conseguir algo. Ese impulso es muy estimulante artísticamente".

¿Cómo piensa la gente lo que cree que sabe? Yo he querido entrar en la psique de los personajes

Jonás, el profeta que despertó la cólera de Dios en forma de tempestad al tratar de escapar de su cometido divino —y que tras la estancia en el vientre de la ballena acomete su tarea en la ciudad de Nínive y no acaba de comprender el perdón en el que todo resulta—, muta en un guapo y privilegiado abogado que alterna novia y amante, evita planteamientos complicados y se esconde en una cómoda vida de lujo y exceso en el Nueva York posrecesión: "He querido jugar con las contradicciones de esta ciudad, los extremos. Lo cierto es que tras la crisis los excesos han vuelto a donde estaban. Uno no quiere escribir propaganda, no soy economista, ni sociólogo, mi responsabilidad es contar la verdad", aclara.

Feldman creció en una familia judía, y sus dos padres son psicólogos, un detalle que rescató para retratar a otra de las protagonistas de su novela, la brillante Judith. Dice que la descripción, llena de ironía y guiños, de la infancia de esta hiperactiva y superdotada niña fue uno de los tramos de la novela que más disfrutó. "En mi casa no son muy practicantes, pero sí se habla de pensamiento religioso. La pregunta que más hemos tratado es ¿cómo piensa la gente lo que cree que sabe? Yo he querido entrar en la psique de los personajes". Convencidos de sus propios motivos para actuar de una determinada manera, sus vidas y contradicciones fluyen hasta que una "revelación" cambia la marcha de las cosas.

De Nueva York a Las Vegas y Ámsterdam, en El libro de Jonah su protagonista vira abruptamente y se da de bruces con una implacable resistencia. Triunfador con un punto de cinismo, capaz de reconocer las medias verdades que apuntalan su existencia, el mundo de Jonah se desmantela. "Él quiere ser una buena persona y hacer lo correcto, pero lo cierto es que, si lo haces, nadie te va a dar las gracias", dice Feldman. "Y ¿qué significa en términos prácticos hacer lo correcto?". La fragilidad de la vida, la conciencia de la muerte marca al Jonah protagonista de manera irrevocable tras una extraña visión una noche de fiesta. La religión desbarata su vida. ¿Una novela que toca tangencialmente temas religiosos es un gesto de rebeldía en estos tiempos? "Bueno, quería investigar qué implicaciones tiene hoy ser religioso. Porque hoy la gente tiene preguntas religiosas aunque las voces en torno a esto que más se escuchan son las más extremas", apunta. "Todas las religiones luchan por sobrevivir, pero ahí, como descubre Jonás, no hay tantas respuestas".

Cuestión de gustos

A.A.

1. ¿ En qué libro se quedaría a vivir? Me encantaría ser detective en una novela negra. ¿A quién no le gustaría ganarse la vida diciendo "suelta el whisky y sube las manos"?

2. ¿A qué autor invitaría a cenar? A Dostoievski.

3. ¿Cuál ha sido su mejor momento profesional? Cuando estoy inmerso en la escritura. Eso hace que el sudor, la sangre y las lágrimas merezcan la pena.

4. ¿Qué encargo no aceptaría jamás? Cualquier cosa que me obligara a mentir. La ficción requiere cierta honestidad para que sea buena.

5. ¿Qué libro no pudo terminar? Sinceramente, se me cae antes un artículo de opinión en Internet de 600 palabras que un libro.

6. ¿Qué hizo el último fin de semana? Cené con amigos y fui a unas clases para padres primerizos.

7. ¿Qué está socialmente sobrevalorado? El buen tiempo. El frío forja carácter.

8. ¿A qué escritor le daría un premio? Se lo daría a un periodista que escribe en zona de guerra o a un escritor disidente.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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