Bitácora de Cortázar
Una exposición sobre el autor de 'Rayuela' muestra sus lecturas y algunos de sus objetos
![Cortázar con su gata Flanelle en su casa de la rue Martel en París, 1980.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/242UFBCUPXLCGWQMM6EN56EM54.jpg?auth=9a43eddac3025e4f2bfb63b56aa42fbb7d2b6fe8a32075ec4ad8787aa7b7eb70&width=414)
Desde que el Matadero se inauguró en 2007, el ambiente de esta zona, al sur de Madrid, ha cambiado y es más ecléctico, si cabe, de lo que ya era. Las naves donde colgaban las reses de las que se alimentaba la ciudad acogen hoy exposiciones, salas de teatro y de cine que han convertido el lugar en un hervidero cultural. En la Casa del Lector, por ejemplo, se están realizando diferentes actividades en torno a los libros que fueron imprescindibles para el escritor chileno Roberto Bolaño. Uno de ellos fue Rayuela y a su autor se le ha dedicado una exposición: Cortázar, lector del mundo nos acerca a algunas de sus pertenencias. Un cuaderno de bitácora de lo que caía en sus manos para ser leído, traducido o comentado.
El visitante escudriña detalles de las distintas publicaciones y observa sus gafas de pasta, entre otros objetos personales; más de uno las cambiaría por las suyas. El escritor observa las escenas desde arriba, como lo haría desde su más de metro noventa de altura. Enormes y conocidísimas fotografías de Sara Facio, junto con otras menos vistas, como las tomadas en Suiza en 1916 cuando solo tenía dos años, recorren toda la sala. Siempre él y su inseparable cigarrillo solo sustituido por una trompeta o a la espera en un cenicero junto a la máquina de escribir. Para compensar la falta de su voz, que se echa de menos, una pipa despide a los espectadores. Otro fetiche con tantas vivencias que, sin embargo, dentro de la vitrina se muestra desubicado y traslada al visitante a otro belga, el pintor surrealista Magritte. Con una salvedad: eso sí es una pipa, nada más y nada menos que de Julio, como firmaba Cortázar sus cartas.