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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El portal

Dicen los entendidos que la transparencia es mejorable, pero seamos agradecidos, mejor ver sombras que vivir en la oscuridad anterior

David Trueba

Los medios han tenido un regalo anticipado de Navidad en forma de portal. No de Portal de Belén, sino de Portal de la Transparencia. Hay que agradecer al Gobierno que arroje por fin a la Red algunos datos de la función pública. Dicen los entendidos que la transparencia es mejorable, pero seamos agradecidos, mejor ver sombras que vivir en la oscuridad anterior. Tendremos varios días de exhibicionismo y de estudios comparativos. Pero nada más empezar ya ha servido para explicarnos por qué la política española es como es. Porque al final el salario es jerarquía. Nunca entendimos bien que se convirtieran en ministros personas que, por más años que han militado en un partido, carecían de conocimientos sobre la materia que debían regir. Pues el Portal de Transparencia nos lo aclara. Al ministro se le paga menos que al secretario de Estado del asunto, porque el salario premia la sabiduría.

Así que uno llega a ministro en España porque no ha podido ser secretario. Y aceptas que te coloquen la cartera de Fomento porque no has logrado ser presidente de Renfe. Bárcenas ha tenido que refocilarse en presidio al saber que el tesorero del PP ganaba mucho más que el tesorero de todos los españoles, también conocido como ministro de Hacienda. Su afán compensatorio le llevaba quizá a regar de sobres a los maltratados salariales que habían tenido la mala suerte de adquirir compromisos de Gobierno. El caso del presidente Rajoy es de escándalo, porque por presidir su país se le paga peor que cuando era jefe de la oposición, un cargo donde nunca excarcelabas etarras ni tolerabas el aborto ni se te rompía España a ti, sino a otro más tonto. Es probable que en los ratos libres se desahogue contra su jefe de gabinete, porque eso justificaría que éste gane más.

La política española, cuando se pone transparente, te parte el corazón. Todos ellos aseguran que dedicándose al servicio público están perdiendo dinero. Su insistencia en mantenerse en el cargo, hasta ahora entendida como un empeño egoísta, tiene que pasar a ser admirada como un martirologio. El político español gana más cuando lo echan del trabajo. Esta paradoja nos da para todo un fin de semana de reflexión. Cuando regresemos el lunes, les hacemos la ola.

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