Masculinos singulares
Mañana, por 5,95 euros, ‘Salón de la fama: Ellos’, séptimo disco de ‘EL PAÍS de Música’
Mañana domingo, la séptima entrega de EL PAÍS de Música (a la venta conjuntamente con este diario por 5,95 euros) celebra a los grandes intérpretes masculinos de nuestra canción. Bajo el título de Salón de la fama: Ellos,este libro-CD es el lógico complemento de la entrega número cuatro de la colección dedicada a las voces femeninas más rotundas de la música española.
Determinar qué es lo que hace grande a un intérprete tiene su aquel. No es solamente estar en posesión de una gran voz: en lo que a facultades vocales se refiere, Julio Iglesias, por citar uno de los cantantes que figuran en el disco, no es Plácido Domingo, por citar otro que también figura en él. A veces, cantantes de vozarrón incuestionable no han logrado conectar con el público. Se supone que tiene más que ver con una marcada personalidad, que los hace únicos, y la capacidad de transmitir, de emocionar, tanto con la voz como con sus maneras sobre el escenario. Quizá nadie como Raphael personifique mejor esa idea: la autoridad que irradia encima de las tablas, por no hablar de sus inconfundibles ademanes, han hecho que la admiración por el jienense hermane a las fans que le siguen desde hace décadas, a Enrique Bunbury y a los seguidores de la música independiente. Atributos que, por cierto, lo han convertido en personaje recurrente en las imitaciones de humoristas; de hecho, casi todos los vocalistas que integran este CD (de Julio Iglesias a David Bisbal, de Enrique Bunbury a Camilio Sesto) han sido en algún momento víctimas de nuestros mejores cómicos. Por algo será.
Conviene matizar algo acerca del término “intérpete”. Varios de estos artistas brillan por su capacidad para hacer suyas composiciones ajenas, pero otros han tenido, además, el genio de escribir páginas memorables de la música nacional. Joan Manuel Serrat, que abre esta recopilación con el clásico Mediterráneo, es probablemente nuestro más ilustre cantautor. Juan Pardo, José Luis Perales, Alejandro Sanz o la estrella más reciente del pop español, Pablo Alborán, todos ellos magistrales compositores, concurren en este disco que, como muchos de esta colección, destaca por su atrevimiento a la hora de mezclar artistas de todas las edades y estilos.
Excepto por Bunbury y Juan Pardo, que formaron parte de grupos de éxito (Héroes del Silencio en un caso, y Los Brincos y Juan y Junior en el otro), este es un disco de solistas consumados. Artistas autosuficientes, omnipotentes, fuera de serie; sellos patentados que están en cierto modo por encima del bien y del mal, por encima a menudo de las canciones, o, por resumirlo en una sola palabra: estrellas.
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