_
_
_
_

Feminidad y neodadaísmo

El MUSAC muestra el transgresor trabajo de la artista de 'performance' Carolee Schneemann

'Meet Joy', 1964.
'Meet Joy', 1964.Carolee Schneemann

La década seminal del arte feminista comenzó en 1962, unos años de excesos y luchas nunca suficientemente canonizados, y mejor, no sea que a algunos comisarios y conservadores les dé por amansarlos y cebarlos, como ocurre hoy con algunas figuras de la performance (Marina Abramovic, qué pesadez) o la pobre Louise Bourgeois, sometida a la inflación que provocan dealers y ferias de tercera. El sello distintivo de aquellas autoras fue su afán por integrar completamente el arte con la vida, identificar y relacionar lo que se les enseñó a ignorar o lo que se les recompensó por hacer (o por no hacer). Una actitud que se correspondía con la transgresión de toda una poética del lenguaje visual occidental que durante siglos situó a la mujer como objeto de contemplación: musa, modelo, virgen o ramera. Si a eso añadimos la necesidad de señalar las atrocidades de la guerra, la denuncia de la dominación humana sobre el mundo animal y la naturaleza, y la manipulación de los mass media, tenemos una plétora de autoras capaces de crear un capítulo propio dentro de la historia del arte, a la altura del dadaísmo o el expresionismo. Carolee Schneemann, Nancy Spero, Ana Mendieta, Niki de Saint-Phalle, Yoko Ono, Valie Export, Adrian Piper o Martha Rosler forjaron un vocabulario estético radical con el que explorar el trato discriminatorio a la mujer y responder a la violencia del Estado, en las políticas encubiertas de Estados Unidos en Sudamérica y en el sureste asiático. Para ello, utilizaban el cine, el vídeo, el arte electrónico y, sobre todo, la performance, una vía para eliminar la estructura metafórica del arte y hacerlo más directo. No ha vuelto a darse una generación así.

Durante los últimos años se han hecho esfuerzos por rehabilitar a estas artistas cuyas obras no sólo no han caducado sino que permanecen vigentes. El caso de Carolee Schneemann (Pensilvania, 1939) es singular, por ser una autora que clara y directamente identificó el maltrato y el desprecio a la mujer con un asunto universal de derechos humanos. Ahora, el MUSAC presenta por primera vez en España el trabajo de esta autora conocida por las performances Meat Joy (1964), convertida en acción orgiástica en la que hombres y mujeres forcejean para hacerse con materiales carnosos desagradables, e Interior Scroll (1975), que ella misma interpretó sobre un escenario, completamente desnuda y cubierta de barro, adoptando poses de modelos de dibujo al natural mientras extraía de su vulva un rollo de papel con textos feministas.

Schneemann identificó clara y directamente el maltrato y el desprecio a la mujer con un asunto universal de derechos humanos

Las obras de Schneemann se leen hoy como una crónica escrita antes de los tiempos en que todo parece estallar. Y es así como el título, Obras de Historia, resulta idóneo por representar la foto fija de los últimos cincuenta años del mundo, que son también los de la artista, desplegados en las salas del museo en una gran instalación compuesta por imágenes extraídas de los medios de comunicación y de performances filmadas, esculturas móviles y sonoras, dibujos combinados con diversos materiales y fotomontajes.

Schneemann tocó todo, trabajó muy frecuentemente con sus colegas de generación (Claes Oldenburg, Robert Rauschenberg, Robert Morris, Erró, Yvonne Rainer) y consiguió la casi imposible unión del neodadaísmo con la feminidad. El resultado de toda aquella reivindicación es una ingenua esperanza, en su momento blanco fácil del desprecio de algunos artistas (Andy Warhol) y hoy de políticos de uno y otro pelaje.

Obras de Historia. Carolee Schneemann. MUSAC. Avenida de los Reyes Leoneses, 24. León. Hasta el 7 de diciembre.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_