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Altivo, petulante y genial

Una biografía de Schopenhauer que es un certero retrato del filósofo que se creía un genio

Escribir una biografía es tarea dura aunque sea de alguien tan interesante como Schopenhauer. Efectivamente, no merma la dureza que ese alguien sea un personaje que pone a la base del mundo un principio irracional, un ateo confeso, emperador del pesimismo, que respetaba más a su perro que a los seres humanos, y desde luego más que a las mujeres (aunque no parece que también le gustara más que ellas: seguramente la manía que les muestra viene de que nunca le hicieron demasiado caso, además de que él, patoso, comienza por enamorarse, nada menos, de la amante del gran duque Carlos Augusto de Weimar). Que ese alguien sea un grande entre los grandes, que inició la salida de las luces y excesos racionales modernos, un grande en cuya estela navegan grandes como Wagner, Nietzsche, Freud, Wittgenstein, por citar sólo máximos de un larguísimo preclaro etcétera que fundó la contemporaneidad; filósofo muy legible y muy leído, maestro del idioma alemán, que aprendió el nuestro por admiración a Gracián y al siglo de oro español.

Más dura aún esa tarea si además ya existe una biografía suya tan famosa como la de Rüdiger Safranski (1987) o, entre otras, algunas muy considerables y recientes como la de Dawid E. Cartwright, seria y documentada, o la de Robert Zimmer, amena y de detalles, ambas de 2010. (Todas siguen necesariamente las primeras de Gwinner, Frauenstädt y Grisebach).

Consciente de ello, Moreno Claros, que ya editó modélicamente en esta misma editorial en 2012 los Diarios de viaje del joven Schopenhauer, nos presenta ahora esta nueva biografía suya. Nueva, sí, aunque hace casi una década (y fue la primera vez que un estudioso español daba a la imprenta una biografía de este filósofo) publicó Schopenhauer, vida del filósofo pesimista, que, con muy buena acogida tanto entre los seguidores de Schopenhauer como entre el público en general, hace tiempo ha desaparecido de las librerías. Muy cuidada en su forma externa, quizá no prestara suficiente atención al contenido de las obras del filósofo o presentara otros desmeros que sólo su autor percibe. En cualquier caso es de agradecer que haya decidido reescribirla y darle nueva vida y estructura, ampliando, además, algunos pasajes. De manera que sí es un libro nuevo éste, que sustituye al que Algaba publicó en 2005.

Schopenhauer tenía obsesión

Se trata de una obra de esfuerzo ímprobo, enorme erudición, que no intimida, sin embargo, porque la gracia intelectual narrativa, sin aspavientos, que la recorre hace de su fácil lectura un verdadero placer. Precisa, ágil, muy completa, esta biografía de Schopenhauer mejora y amplía la que pasa por ser la mejor, la citada de Safranski. Toca algunos puntos que no toca ésta, indaga en los antepasados del filósofo, algo que Safranski sólo hacía de manera superficial, e intenta explicar con mayor detenimiento y claridad que él tanto la filosofía de Schopenhauer como el carácter del personaje. Y no olvida el contexto intelectual de la época, en el que Safranski es maestro, desde luego.

Moreno Claros procura que al lector le quede muy claro cómo era Schopenhauer persona, su obsesión por brillar a toda costa, por ser reconocido por sus contemporáneos como un gran filósofo; se creía un genio y quería que los demás lo reconocieran como tal; era petulante y altivo, pero cuando por fin le sonríe la fama trata a la gente de maravilla. Queda muy claro sobre todo que lo único que le importó en su vida fue la filosofía. Si por buscar la verdad y resolver el enigma de la existencia o sólo por brillar y que lo estimaran y quisieran, eso lo decidirá cada lector, si quiere. Tampoco importa mucho.

Schopenhauer. Una biografía. Luis Fernando Moreno Claros. Trotta. Madrid, 2014. 276 páginas. 22 euros

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