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Amistad, fútbol y planes de futuro

Una historia de cuatro amigos en la que el autor muestra con verosimilitud su relación

"Las chicas van y vienen. Los amigos quedan", solía decirle el ligón Churchill a su amigo, el narrador de esta novela. Pero no fue así en el caso de la única chica de la que ambos se enamoraron, pues Yaara pasó de uno a otro y se quedó con el más fuerte, mientras Yuval quedaba destrozado sin llegar a perder a su amigo, que había sido su verdugo en el amor.

Con el trasfondo muy tenue de un Tel Aviv amenazado por la Intifada, Eshkol Nevo (Jerusalén, 1971) urde una sutil y viva historia en torno a cuatro amigos del alma que en la final de un Mundial de fútbol —el de Corea y Japón— se retan a escribir en un trozo de papel sus deseos para dentro de cuatro años, cuando se celebre el próximo Mundial, el de 2006, disputado en Alemania. Yuval quiere estar casado con Yaara y tener una hija suya; Churchill, haciendo honor a su apodo, quiere participar en algún logro social, algo que cueste sangre, sudor y lágrimas; Ofir, escribir un libro; Amijai, fundar una clínica terapéutica.

La simetría de los deseos se estructura mediante un puñado de fotos, con las que va hilvanando Yuval las diversas líneas de su narración. Fotos de un viaje por Sudamérica, de una excursión al Sinaí o del servicio militar en los territorios ocupados. Durante esos cuatro años él es un espectador de la vida que desarrollan cada uno de sus amigos, desde el matrimonio de Churchill hasta la desgracia de Amijai, pasando por la transformación de Ofir gracias a la danesa Maria.

Las chicas van y vienen. Los amigos quedan"

Se trata de una historia de hombres, pero a veces mucho más de sus mujeres y de cómo ellas definen sus diferentes trayectorias. El único que permanece solo, tocado por la gracia esquiva de Yaara, es precisamente el narrador. Y, sin embargo, será él quien, a su manera, se resarza de la exclusión involuntaria escribiendo la historia de esos años, de los cambios en el grupo, hasta el punto de hacer suyo el deseo de Ofir. Y, además, así puede ajustar ciertas cuentas con el destino, pues “cada uno”, dice, “reescribe su vida cuando se la cuenta a sí mismo”.

La novela, modélica en lo que respecta a los personajes y su desenvolvimiento, tiene un tono muy sostenido y verosímil, adaptado al espejo de la amistad que pretende reflejar, esa suerte de misterio, con episodios tan buenos como la irrupción en una casa palestina de Nablus por parte de una patrulla israelí para ver a punta de ametralladora la final del Mundial de 1990. En definitiva, una espléndida narración de Eshkol Nevo, del que sin duda volveremos a hablar.

La simetría de los deseos. Eshkol Nevo. Traducción de Eulàlia Sariola. Duomo. Barcelona, 2014. 360 páginas. 19 euros

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