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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La pinza

En la política, la pinza se cobra víctimas, porque presionado desde ambos lados del arco ideológico es complicado sobrevivir

David Trueba
Eduardo Madina.
Eduardo Madina.

Según el imprescindible Así nacen las cosas de Juli Capella, la pinza es una invención marinera para colgar a secar la ropa en los cabos de los barcos. Desde Arquímedes se admira la potencia de la palanca, cuya fuerza multiplican sus extremos opuestos. En la política, la pinza se cobra víctimas, porque presionado desde ambos lados del arco ideológico es complicado sobrevivir. Al ver la hostilidad con la que la prensa conservadora ha recibido a Eduardo Madina entre el resto de contendientes por el liderazgo de los socialistas no es vano recordar el funcionamiento de la pinza. Si para esos analistas Madina representa al radical de izquierdas, el frente populista, el revolucionario antiinstitucional, eso solo puede significar que pretenden hacer de pinza junto a quienes lo consideran manso, excesivamente discreto y la cara nueva del continuismo.

Podría preguntarle Madina al recién dimitido cabeza de partido en Cataluña, Pere Navarro, lo que es sentirse dentro de una pinza, atragantado entre el caramelo del derecho a decidir y un partido que no puede permitirse gobernar España siendo fuerza irrelevante en Cataluña y País Vasco, como le sucede al PP. Navarro no se marcha por no dar la cara, sino porque ya no le queda espalda para más puñales. Lo más notable fue el guantazo que le dio una señora a la puerta de misa, lugar perfecto para pegar a alguien porque estás a dos zancadas del confesionario que te exculpará. Pero sin duda Navarro preferirá esa hostia sin consagrar a la pulmonía causada por las corrientes dentro de su partido, incluida la familia Maragall, que llevó al patriarca al mitin de Esquerra como bofetón histórico.

Los socialistas llevan demasiado tiempo vendiéndole a sus votantes que son el mal menor. Pero el mal menor también es un mal y en el naufragio que vivimos, la gente no se agarra a los palos más flojos, sino que busca una roca, una isla o algo que flote. Así que Madina, que dicen que es melómano, haría bien en rescatar como canción de campaña el I am a rock de Paul Simon. “Si nunca hubiera amado, nunca hubiera tenido que llorar; soy una roca, soy una isla”. Y dicen los niños que las piedras son las únicas que vencen a las pinzas.

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