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Chinos muy shakespearianos

Oriol Broggi reinventa el clásico ‘El huérfano del clan de los Zhao’ en el Teatro Romea

Jacinto Antón
Pablo Derqui y Ernest Villegas en una escena de L'orfe del clan dels Zhao, una obra clásica del teatro chino.
Pablo Derqui y Ernest Villegas en una escena de L'orfe del clan dels Zhao, una obra clásica del teatro chino.Bito Cels

Con las lecciones de Peter Brook bien aprendidas y la mirada puesta en Shakespeare, Oriol Broggi acomete una de las mayores aventuras teatrales de su carrera: L'orfe del clan dels Zhao, una obra clásica del teatro chino que sube ahora al escenario del teatro Romea de Barcelona en una producción de La Perla 29 con un reparto en el que figuran Julio Manrique, Pablo Derqui, Ernest Villegas, Lluís Marco, Borja Espinosa, Marta Marco y Joan Garriga, de la Troba Kung-Fú (!) que pone la música en directo.

Lo de que sube al escenario es un decir porque el espectáculo (cuyo estreno oficial es hoy jueves) se representa en un espacio central, una gran plataforma con arena que cubre de manera insólita la platea y con el público acomodado en cuatro gradas a los lados, una transformación que busca una nueva relación con el espectador siguiendo las enseñanzas del director del Mahabharata.

La pieza, por la que Broggi afirma haberse visto seducido desde hace años hasta conseguir montarla, es la historia, escrita en el siglo XIII por Ji Juanxing, de un sangriento episodio de la época de los Reinos Combatientes (del 475 antes de Cristo a la unificación por los Qin en el 221 a. de C.). “Es una historia muy shakespeariana o sofocliana”, explica el director en una pausa en los últimos ensayos, “una gran tragedia de ese estilo, aunque algo distinta, lógicamente, porque los chinos lo son”.

Julio Manrique y Borja Espinosa en un momento del espectáculo.
Julio Manrique y Borja Espinosa en un momento del espectáculo.Bito Cels

En la obra, un siniestro genera extermina a un ministro rival y a los 300 miembros de su familia, para borrar de la faz de la tierra su estirpe. El único superviviente es el joven huérfano del título, que será el encargado de vengar a su clan. Se ha visto a menudo la historia como la de un Hamlet chino. “Es una obra muy fuerte, muy esencial, un hombre que tiene manía a otro y lo mata a él y a los 300 de su familia. Vamos es que ni Macbeth. Y además no tiene remordimientos. Cada vez que el huérfano superviviente encuentra alguien, este se suicida, así de larga es la mano del malvado general”. Parece una historia de la Mafia o una de las venganzas de sangre de los nazis. “Va más allá, el episodio en que el general decide matar a todos los recién nacidos para asegurar que no queda ningún vástago enemigo despierta ecos de Herodes. Es conjunto es una historia muy legendaria, muy de cuento pero a la vez tremenda, muy patapám. En un momento se pasa del cuento chino a los problemas de la libertad individual y el destino, al terreno de Mouawad. Tenía ganas de hacer una cosa así. Muy diferente y rotunda, aunque a la vez muy poética. Nos sirve a los actores y a los espectadores para descubrir algo nuevo e investigar otra tradición y otra forma de hacer teatro”. La pasión de Broggi por estos Zhao, como se ve, es contagiosa.

Señala que han montado la historia —en traducción catalana de Joan Sellent sobre la castellana de Alicia Relinque y con dramaturgia de Marc Artigau y el propio Broggi— reinventando al clásico, creando su propio código, una especie de estilo medio oriental y medio occidental. El director cree que meterle mano así al clásico chino no es violentarlo: “Es lo mismo que se hace continuamente con Shakespeare al adaptarlo”. Precisamente, Broggi y Julio Manrique fueron a ver el montaje que hizo la Royal Shakespeare de la obra, un espectáculo con grandísimos actores pero que les pareció una versión algo relamida. “Nosotros hemos cortado, reescrito, hecho algunas trampas, pero sin dejar de ofrecer la obra que ya Junxiang escribió adaptándola de un relato oral”.

Broggi, que es un inveterado admirador de Kurosawa y ha mezclado elementos japoneses —como los atuendos de judo, que además son baratos—, recalca haber descubierto con la pieza el mundo chino clásico, que le ha enamorado.

De los filmes épicos chinos estilo las dagas voladoras dice que es consciente de no poder competir con la fotografía y los bosques de bambú y toda la belleza cromática. “Usamos algunas proyecciones pero nuestra aproximación es desde lo tea

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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