Julia Varley, la voz del Odin Teatret

"Mi voz viene de mis pies, es como si atravesara mi cuerpo". Quienes conocen a Julia Varley saben que no exagera. La actriz, nacida en Londres en 1957 y y criada en Milán, ha ligado su carrera de actriz al Odin Teatret, el teatro, laboratorio y escuela fundado en 1964 por Eugenio Barba y con sede en Dinamarca. Varley entró en la familia a los 19 años, y desde entonces no ha dejado de explorar el tetro corpóreo, sensitivo y orgánico del Odin. Ahora ha llevado su técnica a la sala Sol de York de Madrid a través de la demonstración de trabajo La alfombra voldadora (The flying carpet), representada el 26 de febrero, donde muestra la técnica textual que ha desarrollado y exportado la institución danesa.

La necesidad de reivindicar el lugar del texto en la dramaturgia del Odin surgió de una rabieta. "Todo empezó durante una sesión en la universidad. En un momento, algunos profesores dijeron: 'El Odin no puede hablar de teatro con texto porque el Odin no trabaja con texto. Es verdad que no interpretamos textos escritos, pero usamos muchos textos". Varley aclara que ellos no realizan espectáculos para el texto sino con el texto. Es decir, que la palabra escrita es un elemento de la obra, pero no el primario.

Hasta tal punto que en toda la primera parte de la demostración la actriz solo pronuncia una frase, "El texto es una alfombra que debe volar lejos", para explicar los principios del trabajo textual del Odin. Tras explorar los mil matices que la voz y el cuerpo aportan al mismo conjunto de palabras, Varley hace un repaso por los textos más notables de su carrera, desde 1976 hasta hoy. De esta forma, el saber desarrollado en el vientre del teatro danés puede cruzar las fronteras y sobrepasar el número de afortunados que entran en sus talleres didácticos: "Muchos se acercaban a aprender, pero no podíamos trabajar con todos. Inventamos esta manera de demostración como una forma de responsabilidad. Hemos recibido, tenemos que dar".

Dar, sobre todo, técnica. La forma de trabajo de Varley y su familia artística depende poco de las musas y mucho de la constancia. La actriz recuerda entre risas el comentario que le soltó el carnicero de un pueblo al que habían llevado una demostración de trabajo: "¡Entonces ustedes también sudan y trabajan!'. Me gustó que se reconociera una artesanía en lo que hacemos y que no todo es inspiración".

Ese trabajo es el que lleva al descubrimiento, que en el Odin salen siempre de la carne. "Cuando dices un texto, tiene que bailar con tu cuerpo. Cuando hablamos en la vida cotidiana siempre estamos sincronizados, pero como actor este trabajo de sincronización toma tiempo. En cuanto a la musicalidad, el nivel emotivo tiene mucho que ver con la entonación, y no sólo con el significado de las palabras".  ¿Un capricho técnico, o teórico? Varley asegura que es un compromiso con el público: "Para nosotros lo que es fundamental es que el espectáculo no sea aburrido. En algunas obras actuales es como si se dijera todo el tiempo 'Hoy es martes'. Pero tú puedes dar al espectador una experiencia".

El contacto con el aficionado madrileño, en cualquier caso, ha sido corto. Julia Varley viaja hoy mismo a Sevilla para probar las luces de Anónimas, un espectáculo sobre las mujeres mexicanas en la frontera con Estados Unidos en el que dirige a la actriz Amaranta Osorio y la guitarrista clásica Teresa García Herranz."Toda la experiencia de Amaranta viene de la dramaturgia escrita. Y se da cuenta de que el texto es lo que llega al final del proceso de creación", explica Varley con entusiasmo. "Cuando no tienes texto, trabajas sin referencias, en la oscuridad. Para los actores que no están acostumbrados a esto no es fácil trabajar durante tanto tiempo sin una dirección".