‘Casidimitir’
Esperanza Aguirre acudió al programa de Ana Rosa con una agenda política exhaustiva. Faltó que le preguntaran por la crisis siria


Cuando Esperanza Aguirre dimitió como presidenta de la Comunidad anunció que lo hacía para pasar más tiempo con la familia. Cuando uno quiere pasar tiempo con la familia, nada mejor que salir en el programa matinal de Ana Rosa, porque es adonde a uno le gustaría ir para que le vean sus tíos a los que no visita desde hace tiempo, las primas que viven lejos de tu ciudad e incluso la abuela en la residencia. Pero Esperanza Aguirre acudió con una agenda política exhaustiva. Faltó que le preguntaran por la crisis siria, porque lo resolvió todo al trote. Escuchándola uno llegaba a la conclusión de que España está destrozada, que es un lamento algo chocante en alguien que ha protagonizado décadas de poder estable.
Ana Rosa Quintana, con tono amable que le trae recompensas periodísticas, le oyó contar lo poco que le había convencido Rajoy en el Congreso cuando justificó su relación con Bárcenas y de lo lamentable de los aplausos de la bancada popular, pero terminaron riéndose del contable del Palau de Barcelona, que le cobró dos veces la boda a los consuegros. Aguirre presumió de despedir a los consejeros involucrados en Gürtel y de negarse a engrasar la maquinaria recaudatoria de Urdangarin, no como otros Gobiernos regionales. Quedan dudas enormes en ambos asuntos, incluido si los ceses no fueron desplazamientos hábiles hacia lugares de sombra. Sombra que se mantiene sobre la contabilidad del PP, por más que todos los implicados insistan en que solo pretenden ser transparentes. La transparencia total se logra con la destrucción de agendas y discos duros, es una transparencia que se conoce como La Nada.
Sí se explayó con el asunto catalán, pero resulta sorprendente que ante la crisis madrileña, reflejada en distintos balances de manera clamorosa, incluida la debilidad de Barajas o el caos escolar y sanitario, la vicepresidenta, que cedió el poder a su mano derecha, pase el rato hablando de Catalunya y su secesión, territorio donde todas las polémicas le benefician. Y mañana le toca dar una conferencia en Barcelona, donde aprovechará de nuevo para ver más a la familia de allí, y dar lecciones a los políticos en activo mientras los madrileños están huérfanos de valores capitales de los que tanto se presume.
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