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Opinión
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Bioficción

El mundo quería saberlo todo de Salinger porque él no quería saber nada del mundo

David Trueba
El escritor estadounidense J. D. Salinger.
El escritor estadounidense J. D. Salinger.

J. D. Salinger se anticipó al drama de la pérdida de la privacidad, hoy global. Si en algo se equivocó Salinger es en la estrategia para desaparecer. Su reclusión estimuló lo contrario. El mundo quería saberlo todo de él porque él no quería saber nada del mundo. Esa maldición se prolonga con la aparición del nuevo documental y libro. Él, que odiaba compartir su intimidad, la tiene aireada para regocijo general. Él, que impidió que obras suyas se adaptaran al cine, después de una primera experiencia fallida, pese a que le encantaba ver películas a todas horas y revisaba con fanatismo los 39 escalones de Hitchcok, se vería hoy protagonista de un documental lanzado por los Weinstein como si fuera una de acción.

El prejuicio absoluto ante la biografía oral que Shane Salerno y David Shields han dedicado a Salinger, se nubla por el placer de recibir una cantidad de información arrolladora sobre alguien a quien leímos con pasión. Vas tomándole una manía casi despreciativa, asco acrecentado al verle utilizar en privado los resortes de la fama, esos que tanto negó en su viaje trascendental hacia la ataraxia de la inexistencia, para ligar con chicas adolescentes a las que abandonaba con idéntica intensidad.

Los peores biógrafos establecen una tesis psicológica, un Rosebud emocional, y a partir de ahí convierten una vida real en ficción conclusiva. Aquí se lleva a cabo a golpetazos de datos, cartas, declaraciones e intimidades, casi siempre concedidas desde el resentimiento o el engaño. Adoramos el cotilleo intelectual como forma elevada del cotilleo vulgar. El monstruo Salinger no es más que un tipo con el corazón roto al que la rendición nazi ofreció en directo una estampa insoportable de la maldad humana. Su vida nos dicen que consistió en buscar una pureza ya perdida, sin darse cuenta de que todo lo que crece se corrompe. El error de lectura de muchos jóvenes consiste en sentirse adulados y tratar de apropiarse de esa pureza de sus mejores personajes, para intentar perpetuarla aunque sea a tiros. Pero no tratemos de culpable a quien seguramente solo era una victima más. Sus narraciones son el legado fiel sobre la desazón de ese rito de paso a la vida adulta. Lo monstruoso es esta delectación general en la carroña.

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