Tompall Glaser, forajido del ‘country’
Cultivó un estilo ajeno a las reglas que imponía la industria del género
No gozó del reconocimiento ni del éxito comercial de otros compañeros de generación y de escenario como Johnny Cash o Willie Nelson. Con todo, al cantante Tompall Glaser, fallecido el jueves pasado jueves en Nashville (Estados Unidos) a los 79 años, se le puede reconocer el logro de haber explorado nuevas vías en las corrientes más comerciales del country, que a principios de los setenta mostraba preocupantes señales de anquilosamiento. Glaser, junto a otros compañeros de correrías, optó por abandonar las formas más comerciales —a su juicio, edulcoradas— para endurecer el sonido que por entonces salía de Nashville, la principal factoría de éxitos del género. Acababan de dar con el outlaw country, subgénero más cercano, al menos en actitud, al espíritu del rock and roll que a los éxitos cada vez más orientados al pop que invadían las listas de ventas del momento.
Tompall Glaser, nacido Thomas Paul Glaser en 1933, dio sus primeros pasos en la música en su Nebraska natal junto a sus dos hermanos menores. Nacía así Tompall & The Glaser Brothers, formación de cierto éxito en los cincuenta. Hasta que dio con ellos Jack Clement, productor y compositor recientemente fallecido. Su interés los llevó a Nashville, meca de la industria del country, y a Johnny Cash, con quien compartieron escenario. Glaser acabó enfrentado a sus hermanos y renegando de las historias de amor dulcificadas que entregaban para multinacionales como Decca o MGM.
La solución pasaba por iniciar una carrera en solitario donde pudiese dar cabida a sus historias sobre vaqueros apartados de la sociedad. Se veía como un forajido ajeno a las reglas que imponía la industria: cantantes como Waylon Jennings, Willie Nelson, Kris Kristofferson o él mismo endurecieron el sonido del country para acercarlo, en cierto modo, a las bandas de rock. Esta tradición, la del outlaw country —country fuera de la ley— seguía grabando en Nashville, solo que el epicentro había cambiado: los estudios Hillbilly Central, propiedad del propio Glaser.
Esta generación de músicos desprejuiciados culminó en 1976 con la publicación de Wanted! The Outlaws, una colección de obras anteriores de Glaser, Willie Nelson, Waylon Jennings y su mujer Jessi Colter. Fue el primer disco del género en llegar al millón de copias vendidas.
Tompall Glaser acabó mal con sus compañeros. Incluso él mismo se refería a su dudosa reputación como aficionado a la vida nocturna: “Cuando bebo un par de copas pierdo la cabeza y me meto en peleas, ya que mi chica me ha abandonado soy el hombre más malvado del lugar, me han echado de todos los bares de la ciudad”, cantaba en Ode to my notorious youth.
A finales de los setenta, volvía a reconciliarse con sus hermanos. Con ellos grabó en 1981 el que sería su mayor éxito, Lovin’ her was easy (Than anything I'll ever do again), compuesta por Kris Kristofferson. Pero fue flor de un día: pocos meses después, la banda familiar volvía a separarse y Glaser se retiraba definitivamente de los escenarios.
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