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Los murales de Picasso dividen a Noruega tras los atentados de 2o11

El informe de los expertos decreta la demolición de los cuatro edificios que albergan las pinturas y que fueron dañados por la explosión de la bomba instalada por Breivik

Uno de los edificios del complejo gubernamental de Oslo en 2009.
Uno de los edificios del complejo gubernamental de Oslo en 2009.Stian Lysberg Solum

La tragedia de julio de 2011, cuando el ultraderechista Anders Behring Breivik terminó con la vida de 77 personas e hirió a más de un centenar con un doble atentado en el centro de Oslo y en la isla de Utoya, ahora se extiende al destino de cinco murales de Pablo Picasso que decoraban los llamados bloques Y y H, un conjunto de edificios gubernamentales que fueron dañados por la explosión del coche bomba que hizo estallar el asesino, que fue condenado a 21 años de cárcel. El debate es encendido. Los expertos han recomendado como solución más económica la demolición de cuatro de los edificios de estos dos bloques, precisamente los que albergan las pinturas del artista, y que se desplacen los murales a otro lugar. Pero otros muestran su rechazo y se preguntan si estas obras que no han sufrido daños y que fueron diseñadas con la arquitectura original en mente pueden ser trasladadas sin más complicación. El Gobierno noruego deberá decidir si reparar los edificios, cuya estructura sigue intacta, o destruirlos cuando empiece 2014.

El jefe de la oficina de Patrimonio Cultural, Joern Holme, ha declarado que el bloque H debería ser reparado por su importancia histórica, tanto en términos arquitectónicos como políticos y artísticos. “No podemos demoler lo mejor de nuestra cultura solo porque pensemos que es feo ahora”, ha indicado, refiriéndose así a la fría aceptación que tuvo el bloque H desde sus orígenes. Diseñado por el arquitecto noruego Erling Viksjoe, se asemeja a menor escala al edificio de las Naciones Unidas en Nueva York.

El artista noruego Dag Hol, cuyos comentarios han alcanzado gran repercusión, se expresaba en duros términos sobre el destino del edificio: “Tenemos ahora una oportunidad de oro para librarnos de este ejemplo brutal, feo y degradante de arquitectura. El bloque recuerda a la desolación y monotonía de la Europa comunista y de la Unión Soviética”.

En todo caso, la familia Picasso tiene los derechos sobre las obras y debe ser consultada. “Los murales de Picasso fueron pintados para este edificio concreto. No los puedes retirar sin que se nos pregunte, algo que aún no se ha producido”, ha indicado Claudia Andrieu, experta legal de la Administración Picasso.

Una encuesta publicada en julio en el tabloide Verdens Gang mostraba la división también entre los ciudadanos: el 39,5% de los encuestados pensaba que el bloque debía ser demolido, mientras que el 34,3% opinaba que debía ser conservado.

Los murales La playa, La gaviota, El sátiro y el fauno y dos versiones de Pescadores se caracterizan por un estilo infantil y trazos geométricos; cuatro de ellos fueron específicamente pensados para los edificios y suponen la primera incursión de Picasso en la pintura mural de grandes dimensiones a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Fueron fijados al hormigón por el artista noruego Carl Nesjar mediante chorros de arena.

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