Igualicos
Debió ser casualidad que, con un día de diferencia, el presidente de Cataluña, Artur Mas, y el español, Mariano Rajoy, dieran explicaciones en Parlamentos y televisiones
Debió ser casualidad que, con un día de diferencia, el presidente de Cataluña, Artur Mas, y el español, Mariano Rajoy, dieran explicaciones —mejor dicho, hablaran— en Parlamentos y televisiones. Las tertulias matutinas rompieron su relajado discurrir veraniego para oírles un rato.
Ambos se enfrentan, casualidad, a lo mismo, la financiación ilegal de sus partidos, y ambos responden ante la soberanía popular con los mismos argumentos: presunción de inocencia, exceso de confianza en sus tesoreros, y respeto a la justicia, más bien a la tardanza de la justicia.
Mas y Rajoy cogieron el mismo librillo empleado antes por cualquier partido para justificar a los Mata, Prenafeta, Alavedra, Pujol, Munar, Naseiro, Bertomeu, Gil, Pujol, Bustos, Crespo, Fabra, Camps, Baltar, Guerra, Sala, Navarro, Urralburu, Aragón, Roldán... hasta alcanzar el centenar de casos, de Galicia a Canarias, de Girona a Melilla. Tantos y en tanto tiempo, siempre con el mismo origen y el mismo destino que el pueblo sabe —ya casi genéticamente, como diría Rajoy— que, al margen de lo que digan los jueces, todos son culpables. Son décadas de lo mismo, como para no creer en la presunción de culpabilidad.
Mas y Rajoy intentaron demostrar su presunción de inocencia. Los espectadores de 13TV se creyeron a Rajoy (un 53%), no así los de Telecinco (solo el 34%), entre los variados debates que programaron las cadenas privadas. La pública TVE decidió cortar la emisión una vez acabado el discurso de Rubalcaba, pues, al parecer, La 1 tenía que emitir Mogán, la Venecia canaria, y unas imágenes de la duquesa de Alba en biquini. Los que esperaban escuchar la voz rotunda de Coscubiela, llamando “corrupto” a Rajoy, o la de Rosa Díez, con sus 20 preguntas imprescindibles, tuvieron que sintonizar, ironías de la vida, emisoras privadas o la escondida pública Canal 24 (0,9% de audiencia en julio).
Mas y Rajoy respondieron igualicos que hace 60 años, cuando un alcalde tuvo que salir al púlpito para decir: “Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esta explicación que os debo, os la voy a dar; como alcalde vuestro que soy...”. Y el espectador se partía de la risa. Se sigue partiendo de la risa.
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