James Gray y su promesa fallida de un inmigrante
La película del director apunta maneras pero no termina de cuajar 'Michael Kohlhaas', en la que participa Sergi López, la otra protagonista
Precedido por la calidad de sus anteriores trabajos, que luchan por mantener un clasicismo en el desaforado cine actual, James Gray presentaba a concurso The immigrant, en la que mezcla sus obsesiones: las clases sociales, los inmigrantes en Estados Unidos y la Segunda Guerra Mundial (es un fanático con todo tipo de material sobre esta contienda). Pero The immigrant no ha arrebatado a todo el mundo. Algunos han defendido ese cine con aromas a Kazan; otros se han sentido algo defraudados porque la película promete mucho, pero no acaba de cuajar. Su protagonista, Ewa Cybulski, es una chica polaca que llega con su hermana a la isla de Ellis, el lugar de entrada habitual de la inmigración en EE UU (estamos en 1921). Solo Ewa pasa la criba, porque su hermana, con tuberculosis, se queda en cuarentena; y si la pasa es porque se cruza con Bruno, dueño de un teatro y de una red de prostitución. A partir de ahí llegan las miserias de Ewa, que solo parecen tener una posible solución con la llegada del primo de Bruno, Orlando, un mago.
Gray está en Cannes por partida doble, porque él es el adaptador al inglés de los diálogos de Blood ties, de Guillaume Canet, el actor y director pareja actual de Marion Cotillard, y así fue cómo conoció a la actriz francesa, protagonista de The immigrant. “Quedamos un día a cenar en París, y cuando le vi su rostro me fascinó. Me recordaba mucho al de Renée Falconetti en La pasión de Juana de Arco, de Dreyer. No tiene ni que hablar para comunicar. Lo peor es que yo no había visto ni una sola de sus películas (soy padre de dos niños y no tengo mucho tiempo libre), y fue mi mujer quien me tuvo que advertir que hasta ha ganado el Oscar”.
En Cannes no ha estado el otro protagonista de la película, Joaquin Phoenix –dice Gray que es muy tímido y por eso no sabe promocionar- pero sí el director, Cotillard y Jeremy Renner, que encarna al mago Orlando. Sobre la inmigración, Gray recordó que el 40% de los estadounidenses tienen un familiar que entró por la isla de Ellis, y que “la inmigración enriquece la sociedad, revitaliza la cultura y la hace más versátil y dinámica”. Gray rodó allí mismo, algo que hasta este momento ningún otro director había podido hacer: “Lo hicimos de noche. Si llego a saber lo complejo que era, ni se me hubiera ocurrido”. De Phoenix, su gran colaborador, contó que en realidad no son amigos como tales, que entre peli y peli solo se envían mensajes de texto: “Pero los directores estamos siempre rodeados de actores y a veces descubres alguno con el que coincides en los mismos sentimientos sobre la vida y el comportamiento humano. Eso ocurrió con Joaquin, al que además, cuando rodamos nuestra primera película juntos, descubrí su increíble y amplísima capacidad de emociones que era capaz de mostrar”.
Como gran ejemplo de película sobre la isla de Ellis, Gray habló maravillas de El padrino (su segunda parte tiene una secuencia allí): “Si le preguntas a alguien que sepa de cine, te dirá siempre lo mismo: El padrino es la película de calidad más difícil de hacer. Dura tres horas, no tiene efectos especiales ni trucos de guion. No hay experimentación. Solo una historia y actores”.
Los abuelos de Gray entraron por Ellis, y el director cuenta que la historia tiene mucho de sus ancestros: “Por ejemplo cuando Ewa coge el plátano y lo muerde sin quitarle la piel. Es lógico, nunca había visto uno, viene de Polonia. Pues a mi abuelo le pasó igual”.
La segunda película a concurso es Michael Kohlhaas, del francés Arnaud des Pallières. Se desarrolla en la Francia profunda del siglo XVI y su protagonista es un comerciante de caballos, que sufre una injusticia y que por tanto pide reparación. Cuando la justicia desestima sus demandas, Kohlhaas se levanta armas contra el poder establecido. Basada en la novela de Heinrich von Kleist, que el director recuerda haber leído de joven –“Me gustó su sofisticación. Hice el filme para resolverme la cuestión de cómo era el protagonista o juzgarle. Y acabado le rodaje tampoco he encontrado respuesta”-, el largometraje acaba convertido en un western existencialista sin pizca de gracia ni interés. Por mucho que luchen los actores –encabezados por el danés de moda, Mads Mikkelsen-, o la gran ambientación.
En Michael Kohlhaas aparece Sergi López, que tiene un pequeño papel hablado en catalán. Presente en Cannes, López dijo: “Es un privilegio trabajar con Arnaud, es un gran contador de historias con un guion realmente bien escrito. A pesar de mi ignorancia, él siempre encontró como guiarnos a los actores”.
El director aseguró: “No quise perder mucho tiempo sobre la reconstrucción histórica, doy pistas y ya está. Lo que deseo es que el público se centre en la parte humana, en lo personajes y los valores, tan cercanos a los actuales. Y a la vez tan lejanos: lo curioso del cambio de los tiempos es que por ejemplo Sergi habla en catalán y todo el mundo le entiende, mientras que hoy necesita subtítulos”.
Mikkelsen habló de la buena racha que vive actualmente, en la que compagina “rodajes en EE UU y Europa”. “No tengo ningún problema en estos saltos. Yo vivo muy al momento las cosas, y según se van presentado”. Y sobre la posibilidad de repetir el éxito del año pasado, cuando obtuvo el galardón al mejor actor por La caza, bromeó: “Bueno, espero que se convierta en una tradición”.
Hoy en Cannes se proyecta dentro de Una cierta mirada Manuscripts don’t burn, del iraní Mohamad Rasoulof, el cineasta que fue detenido a la vez que Jafar Panahi. En esta ocasión cuenta la epopeya de dos asesinos a sueldo que deben hacer que un asesinato parezca un suicidio, pero nada sale como habían previsto. Rasoulof ha rodado a escondidas, tanto que la película no tiene títulos de crédito para que nadie pueda identificar a los autores. La película salió a escondidas de Irán y llegó al certamen 48 horas antes del cierre de la programación. Rasoulof regresa a Cannes dos años después de enviara también clandestinamente Bé Mid 2 Didar, que le valió el Premio a la mejor dirección en Una cierta mirada. En esta ocasión Rasouluf sí está en Cannes, pero no habla con la prensa.
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