Series en 'fast forward'
Esa serie que empezaste con ganas pero que perdió tu interés en el tercer capítulo. Aquella alargada hasta la extenuación pero que, ya que has llegado hasta aquí, quieres saber cómo termina. La que tiene momentos que te entretienen pero que posiblemente te pierdas porque te dormiste en la secuencia anterior. Con tantas series para ver, hay poco tiempo para malgastar. Una opción sería abandonar la serie. Pero (ay) a veces es complicado. Las cogemos cariño y luego no hay forma de deshacerse de ellas. ¿Y si pulsamos el botón de fast forward y aceleramos? Quizá sea un sacrilegio, pero nos obligan a ello. Algunas series incluso mejoran vistas así. Repasamos algunas.
En enero arrancó The following, una de las series más esperadas de la temporada. El comienzo fue prometedor con un capítulo piloto que bien podría haber servido como película, con varios sustos, sangre, un planteamiento original, un James Purefoy bastante inquietante con su mono naranja de preso y un Kevin Bacon que mantenía el tipo como policía acabado y obligado a volver a las andadas y a recordar los tiempos en que dio caza a su gran obsesión. En definitiva, nos daba lo que había prometido.
Sin embargo, poco después la serie se volvió repetitiva. Los buenos no son buenos, son tontos. Y los malos tampoco es que tengan muchas más luces. La historia avanza dando varios círculos sobre sí misma sin sentido y los giros de guion nos dejan fríos. La serie en la que habíamos puesto todas nuestras esperanzas ha resultado ser un bluf a falta de que veamos cómo termina... pero ya tiene la segunda temporada confirmada, así que quedarán cabos sin atar seguro y algún cliffhanger para mantener el poco interés que nos queda. Otra serie que merece ser vista acelerada para que no nos haga perder mucho tiempo y para que los que empezamos a seguir los pasos de Joe Carroll y Ryan Hardy conozcamos su destino.
El final le devolvió cierto lustre, pero la segunda temporada no ha sabido corregir los errores del pasado y parece que los problemas que tienen en la ficción para sacar adelante el musical Bombshell se reproducen en el mundo real. Han eliminado algunos de esos personajes cargantes que odiamos en la entrega pasada, pero la historia no ha tomado vuelo y nunca lo hará. A falta de confirmación oficial, todo el mundo da por hecho que con la segunda temporada nos despediremos de la serie. Para los valientes que han llegado hasta aquí, un consejo: dar al fast forward y verla acelerada. Mucho más divertida, y no hay problemas para enterarse de lo que ocurre.
La opción de fast forward viene muy bien para las series musicales. ¿Quién no ha querido saltarse algún número musical mientras que ve Glee y pasar a la acción? Sin embargo, curiosamente, no ocurre lo mismo con las canciones de Nashville. Una serie musical en la que no entran ganas de acelerar (al menos a quien escribre esta entrada). Bastantes cosas pasan en cada capítulo de esta serie como para que encima la aceleremos. Y, además, a los placeres culpables hay que respetarlos.
Acelerar el ritmo de la reproducción no solo puede ser el único remedio para soportar algunas series musicales y thrillers venidos a menos. Comedias que se han eternizado durante varias temporadas también nos tientan a pulsar el botón que hace que la acción se desarrolle al doble de velocidad. A pocas personas les interesa a estas alturas quién es la madre de los hijos de Ted Mosby y los chistes cansinos de Cómo conocí a vuestra madre solo son soportables por algún capítulo suelto que mantiene parte del nivel de las temporadas pasadas. The office también terminó cayendo en la rutina, algo que en esta última temporada se ha solucionado gracias a cierta ruptura de la cuarta pared y la autoconsciencia de los personajes de formar parte de un (falso) documental. Pero hasta que hemos llegado a este punto, hemos pasado por varias temporadas áridas y que bien habrían merecido ser vistas en fast forward.
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