Atentos
Si Artur Mas, Urkullu o Rajoy hubieran sido una folclórica o un cantante melódico la prensa nos habría desvelado su reunión con vídeo incluido y declaración de padres y vecinos
Nos pasamos la vida escolar mirando por las ventanas de clase, colgados del pelo de la chica que se sentaba delante y abstraídos en nuestro propio mundo. Y de ese ensueño nos despertaba siempre un profesor: ¿quiere hacer el favor de atender? Nunca pensamos que ese déficit de atención se perpetuaría en nuestra vida civil. Muchos dicen que la crisis financiera nos pilló mirando por la ventana de clase, boquiabiertos ante los juegos del sol de primavera entre las hojas de los árboles. Más bien ha sido un juego de prestidigitación desarrollado ante nuestra cara sin que acabáramos de pillar el truco. Se han volatilizado los derechos sociales, las preferentes, las tasaciones hipotecarias y ahora revisamos por dentro y por fuera la chistera abandonada mientras desde el poder nos repiten que no hay nada por aquí ni nada por allá.
Se suponía que los medios de comunicación ya estarían atentos. Nosotros andaríamos por ahí paseando a los niños o seduciendo a la vecina. De turismo para hacer nosotros mismos la foto exacta que vimos en la guía de viaje. Pero resultó que los medios decidieron que si al cine, al teatro, al circo y al music hall les iba bien ofertando distracciones, por qué desperdiciar esa oportunidad de negocio. Hemos presenciado un ejemplo perfecto. Mientras discutíamos sobre si los famosos que se tiran por el trampolín de las teles arriesgaban sus vértebras por un puñado de euros o eran una metáfora apasionante de la cultura del esfuerzo, el presidente del Gobierno se reunía en secreto un día con el president de la Generalitat y otro con el lehendakari sin que trascendiera hasta días después.
Si Artur Mas, Urkullu o Rajoy hubieran sido una folclórica o un cantante melódico, la esposa divorciada de un galán o futbolistas, la prensa nos habría desvelado su reunión con vídeo incluido y declaración de padres y vecinos. En los casos de corrupción no tendríamos que esperar a la trabajosa instrucción de un juez, sino que los medios nos habrían desvelado los tejemanejes, contratos amañados y falsos estudios de mercado al poco de producirse. Ah, pero no estaban mirando hacia allá, distraídos todos. Y como en la vida real no hay profesor, nadie dijo: ¿quiere usted hacer el favor de atender?
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