Una exposición recorre los rincones desaparecidos del ocio zaragozano desde la postguerra hasta el fin del franquismo
Las orillas del Ebro han sido fuente de diversión durante muchos años para los zaragozanos. Para calmar el calor del verano, los lugareños acudían a la playa de las Hojalatas o a la de los Ángeles. Auténticas playas de interior. En los ochenta y noventa la ciudad se olvidó del río, pero a partir de 2000 se recuperaron las riberas.Archivo municipalZaragoza tiene apenas una decena de salas, pero en los años sesenta llegó a tener casi medio centenar. Con la expansión de la televisión muchos cines cerraron y se convirtieron en salas de bingo. La muestra repasa no solo las salas clausuradas sino también los carteles de las películas del momento.Mariano GimenoLa compañía teatral Visto y Oído sobre el escenario del Teatro Circo. La ciudad contaba con tres teatros, hoy desaparecidos: el Circo, el Argensola y el Fleta, del cual se conserva el esqueleto en la avenida César Augusto. Los teatros acogían espectáculos de circo, con fieras, concursos de belleza o revistas.TrazaculturaEl cine Coliseo, situado en el corazón de la ciudad, vio estrenos como el de 'Ben-Hur'. Abrió sus puertas en 1950 y proyectó su última película en 1999.TrazaculturaGrupo de música Los Guayanes. Los domingos por la mañana se celebraban las matinales en los cines. Eran sesiones de música en directo de grupos consagrados y de nuevas promesas.TrazaculturaEl paseo Independencia, el nervio de Zaragoza, estaba plagado de cafés y bares en los que tomar algo con calma. Uno de ellos era el café Las Vegas. La mayoría de ellos cerraron a mediados del siglo XX con el cambio del modelo de vida.Trazacultura
