El grito de ‘La voz’ suena cerca

Los programas de talentos se cuentan ya por paladas. Así que no solo espectadores y concursantes tienen donde elegir, sino también los famosos que se prestan a participar. Este miércoles (22.00) se estrena en Telecinco La voz, la “vuelta de tuerca” de los concursos musicales, según lo definió su presentador, Jesús Vázquez. Un órdago a la capacidad de cantar con encanto y calidad, al que Antena 3 ha respondido con la baza de la contraprogramación. La cadena privada intentará aplacar el grito de La voz con un especial sobre el caso de los niños robados, que arranca con el estreno (22.40) de la miniserie de dos capítulos Historias robadas, protagonizada por Rodolfo Sancho y Lara Grube. Para hacerle hueco, han debido desplazar Imperium, que tuvo una acogida discreta en sus dos primeras semanas de emisión, a los jueves.

Como tenían donde elegir, y han elegido, los cuatro coaches del programa, es decir, los mentores de los proyectos de estrella, se enfrentan también por su parte a la primera prueba de fuego, en la que ya no solo importa su arte. ¿Caerán bien? ¿Exprimirán jugo televisivo? La cuaterna que se enfrenta a este reto –David Bisbal, Rosario Flores, Malú y Melendi, que en la versión estadounidense fueron Christina Aguilera, Adam Levine, Blake Shelton y Cee Lo Green, y en la británica Tom Jones, Jessie J, Danny O’Donoghue y Will.i.am- se divide a la hora de justificar su inclinación por La voz. Para Bisbal, producto él mismo de otro concurso de talentos, Operación Triunfo, la duda residía en sí mismo: “No me sentía capacitado para ser coach, creo que todavía me queda mucho por aprender”, explicó en la presentación del programa ante los medios de comunicación. “Fue una decisión difícil, pero estoy muy contento”.

En la primera parte del concurso, las “audiciones a ciegas”, los propios mentores harán de agentes de casting, seleccionando o descartando las voces que les conmuevan o les dejen indiferentes, que escuchan de espaldas sentados sobre unas sillas mecánicas que se giran únicamente si aprietan un botón para solicitar la entrada de un participante en su equipo. Algo muy diferente a lo que tuvo que enfrentarse el almeriense en su propio proceso de selección: “Yo no tenía mucha experiencia, pero con mucha ilusión me presenté a un casting en el que tenía que bailar, cantar a capela, hacer entrevistas…”, contó. “Pero igualmente los concursantes de La voz me transmiten todos los nervios”.

Malú halló el elemento decisivo en el hecho de que, desde su papel de coach, no se ve en la tesitura de juzgar a los aspirantes. “Solo elegimos”, puntualizó. “Aunque es verdad que me costó mucho tomar la decisión de tirar hacia delante”. De los 14 miembros del equipo que formará para competir con los de sus compañeros, dijo buscar “la voz que te llegue, que te exprese esa sensibilidad que vas buscando, y eso que te mueve por dentro”. Aunque si no la encuentra en un determinado aspirante, no piensa ejercer la crítica hiriente. “El momento más difícil es cuando giramos las sillas y nadie ha seleccionado al candidato. Es donde peor lo pasamos”.

El caso contrario también es posible: si varios coaches se decantan por un aspirante, es este quien tiene la potestad de decidir en qué equipo quiere participar. “Así que el azar también tiene mucho que ver”, dijo Rosario Flores, que está al acecho de la voz que le ponga “los pelos de punta”. “Hay un nivel muy alto, estoy emocionada, ilusionada, creo que hay mucho talento. En España das una patada y salen 200.000 cantantes maravillosos”.

Ante tal cantidad de competencia, el jalón que guíe las decisiones de Melendi será “la diferencia”. De su propia participación en el programa, el cantante señaló que lo que le terminó de convencer fue que el ganador grabará un disco con Universal. “También que aquí no se cambia a nadie”. No se fabrican diamantes: solo se pulen. Aunque él, casi ni hará eso: “Yo no tengo nada que aportar a las voces que vienen aquí”, dijo. “Solo mi criterio”.