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Columna
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No en vano

David Trueba

El brutal linchamiento del embajador Christopher Stevens en Bengasi recupera el concepto de censura universal. La potencia del mundo audiovisual, que carece de jerarquía incluso comercial, puede convertir un subproducto firmado por un tipo inventado de apellido Bacile, en la espita que justifica otra contradicción, ese oxímoron del asesinato religioso. Los conductos de información se utilizan como altavoz para convertir lo anecdótico en esencial y a partir de ahí extraer todo el jugo a esa manipulación grosera que nadie tiene armas para combatir. Los máximos propagandistas del trailer han sido precisamente los que apuestan por provocar que se prenda la llama.

Estados Unidos ha enviado dos barcos de guerra hacia las costas de Libia, pero por más que el nombre de Al Qaeda vuelve a ser utilizado para tratar de acotar a los causantes del daño, las evidencias hablan de algo más perturbador que se ha extendido a otros países. Desde los tiempos de la fatwa contra Rushdie funciona un elemento amenazante que se podría cifrar como censura criminal de ámbito universal. Combatirla es un reto para el que no estamos preparados sin el rigor en los países de origen.

El suceso de Libia, liberada con ayuda de la OTAN, se suma a las atrocidades de ambos bandos en Siria y aumenta el desasosiego sobre cómo posicionarse tras lo que se llamó primavera árabe y que ha entrado en estaciones menos románticas y florecientes. La inclinación electoral por mezclar valores religiosos en la vida civil, la aparición de velos en los telediarios egipcios, las prevenciones de las mujeres tunecinas hacia la evolución de su situación. Todo invita al desánimo, pero haríamos mal en repetir la estrategia y tomar el empeño incendiario y criminal como el sentir absoluto. La democracia no es un traje que hace al cuerpo sino que es el cuerpo el que termina por formar ese traje. No se trata pues de ir regalando trajes por el mundo, imponerlos incluso, sino de la lenta tarea de permitir que se transforme el cuerpo para que un día se vista solo. Estamos lejos, pero sería tan malo tirar la toalla como ceder. No en vano Chris Stevens se había desplazado a Bengasi para inaugurar un centro cultural. No en vano.

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