La alas que divisaron Oyambre
El documental ‘El pájaro amarillo’ recupera la aventura del primer vuelo trasatlántico europeo y su aterrizaje azaroso en la playa cántabra
Solo desde la suicida heroicidad y profunda camaradería que plasmó mejor que nadie Howard Hawks en una de sus obras cumbre, Solo los ángeles tienen alas, se podría explicar lo que fue para muchos hombres del siglo pasado la aventura de volar. Historias de hombres comunes convertidos en dioses gracias a un sueño que hoy nos resulta tan familiar como cruzar la calle. Pero basta con ver como era la cabina de El espíritu de San Luis, el avión con el que Charles Lindbergh cruzó por primear vez el Atlántico, para pensar que aquella locura solo estaba reservada para unos pocos.
Entre ellos, los tres elegidos de la historia de El pájaro amarillo: Armand Lotti, promotor de la expedición; Jean Assolant, primer piloto, y René Lefévre, navegador. Los tres protagonizan el documental dirigido por Juan Molina y producido por Antonio Resines que hoy estrena a las 22. 50 el canal Historia (dial 35 de Canal +) y que recupera el suceso del primer vuelo europeo transatlántico y de su fortuita escala en España, en la cántabra playa de Oyambre.
Una peripecia que entonces acaparó todas las noticias del mundo y cuya memoria se ha mantenido viva en Francia pero no tanto en España, donde tan solo un discreto monumento de piedra en esta playa cercana a Comillas recuerda la aventura.
Pero además, El pájaro amarillo participa de la épica de aquellos tiempos de pioneros del aire de una forma excepcional: en sus tripas navegó el primer polizón de la historia aérea, un episodio que modificó sustancialmente el plan de vuelo y que, finalmente, provocó el aterrizaje fortuito en España: el 14 de junio de 1929, a las 20.40, el avión aterrizaba de emergencia en Oyambre sin una gota de gasolina y con cuatro tripulantes a bordo. El cuarto no estaba elegido para la gloria pero uno de esos lazos de sangre que se crean en las situaciones extremas quiso que finalmente figurara en la Historia. Arthur Schreiber (un periodista de 25 años que al parecer quería convertir su aventura en libro) se había escondido en la parte de atrás del fuselaje del avión sin que nadie, pese al cordón de seguridad que rodeaba al aparato, se diera cuenta. Al descubrir su presencia, los tripulantes se debatieron entre tirar por la borda al polizón y así (sin su peso) asegurar sus vidas o correr el riesgo de hacer la travesía con él. Optaron por no manchar sus manos de sangre.
La presencia de Schreiber modificó todos los planes de vuelo y convirtió la travesía en un infierno que pudo haber acabado en tragedia si no hubiese aparecido en su horizonte la formidable pista de aterrizaje natural que salvó sus vidas: la arena amarilla de Oyambre.
Juan Molina cuenta que la idea de recuperar la historia de El pájaro amarillo les rondaba desde hace tiempo a él y al actor Antonio Resines, productor de la película, amigo desde la infancia y habitual de la fantástica playa de la historia. “En el monumento de El pájaro hemos dejado durante años nuestras toallas antes de bañarnos”, evocan los dos creadores del filme.
Rodada en Comillas, Madrid y Mimizan (el destino final en Francia), la película reúne las voces de expertos en aviones de época y de casi todos los que han conservado el legado de aquel suceso. Y, entre ellos, quizá el único superviviente testigos del milagro: Manuel Gómez, un vecino de Comillas de 87 años que presenció con 6 años el aterrizaje. En su memoria sigue grabada la tremenda fiesta que montaron en el pueblo y el impacto del espectáculo que se montó en la playa: “Soy incapaz de recordar si he comido o no alubias esta semana, pero jamás olvidaré aquellos días”.
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