El Real resucita el mítico montaje de 'El caballero de la rosa' de Wernicke
Gerard Mortier asegura que es la mejor puesta en escena que ha visto jamás.- Jeffrey Tate será el director musical
Der Rosenkavalier (El caballero de la rosa) es uno de los títulos más emblemáticos del compositor alemán Richard Strauss. La producción de esta ópera de 1995 es uno de los montajes más recordados del mundialmente conocido Festival de Salzburgo . La puesta en escena que el ya desparecido Herbert Wernicke hizo de este título supuso uno de sus trabajos cumbre en su brillante y dilatada carrera. El caballero de la rosa acompaña, "como si fuera un talismán" a Gerard Mortier, hombre clave en la historia de la ópera del siglo XX y actual director artístico del Teatro Real. Jeffrey Tate, prestigioso maestro británico, es uno de los grandes conocedores de esta pieza y de la obra de Strauss. Anne Schwanewilms (Mariscala), Joyce DiDonato (Octavian), Ofelia Sala (Sophie), Franz Hawlata (Barón Ochs), Laurent Naouri (Faninal) e Ingrid Kaiserfeld (Marianne), entre otros, conforman un conjunto vocal ideal para la interpretación de la riquísima partitura que es El caballero de la rosa.
Pues todos ellos, sus trabajos y sus pasiones, coinciden en el escenario del madrileño Teatro Real a partir del 3 de diciembre, día que se estrena ese título de Strauss que cuenta con el libreto de Hugo von Hoffmanstahal, estrecho colaborador con el que escribió algunas de las obras más interesantes de la historia de la música. A todas esas circunstancias hay que añadir que el famoso telón de este inolvidable montaje también estará en Madrid, ya que el Festival de Salzburgo, a petición de Mortier que tenía una fijación sentimental con ese telón, ha regalado al Teatro Real 18 metros (los necesarios para el coliseo madrileño) del telón marcado por distintos tonos de "rojo pasión".
Por su parte Tate recuerda que su primer contacto con esta ópera fue en los años cincuenta del pasado siglo, cuando la obra de Strauss había cumplido poco más de cuarenta años y ya era todo un clásico, dice: "Es una obra radical que marco un cambio en la manera de pensar". También afirma que el escenario del Real más intimista que el de Slazburgo es mucho mejor para esta ópera que reproduce íntegramente el mítico montaje de Vernicke.
Mortier ha dicho en varias ocasiones, y vuelve a repetirlo ahora, que la puesta en escena de Wernicke, que también fue el escenógrafo y figurinista "es la mejor que he visto en mi vida, es lo máximo que he tenido ante mis ojos y en su momento fue un enorme desafío", señaló el impulsor de esta nueva producción del Real, sobre la que sostiene que hay un tema que planea todo el tiempo por encima de ella, como es el hecho de que Strauss y von Hoffmanstahal están hablando de un mundo que se termina: "El caballero de la rosa es toda una reflexión acerca del tiempo y también encierra una cierta nostalgia que ambos sentían sobre un tiempo pasado".
Lo que también está claro es que en Der Rosenkavalier el lenguaje musical y verbal se unen de manera extraordinaria, dando lugar a una ópera de enorme teatralidad, donde las emociones se mezclan y manifiestan en cada personaje de una forma única. A ello Mortier añade que también aparecen referentes de la cultura europea ya que encontramos los mundos literarios de Molière y de Goldoni.
Jeffrey Tate, versátil director británico, es en la actualidad uno de los más destacados de su generación. Antes de dedicarse por completo a la música, obtuvo un título en medicina en Cambridge, tras lo cual inició su carrera musical en el Covent Garden de Londres y fue asistente de Pierre Boulez en el Festival de Bayreuth. Tras su presentación en Gotemburgo con Carmen, inició rápidamente una sólida carrera internacional como director de ópera y conciertos sinfónicos, con triunfos en los mejores coliseos operísticos del mundo. Aquí en Madrid y debido a su estado de salud (dirigirá desde una silla de ruedas especial ya que padece espina bífida) alternará la dirección musical con Jonas Alber. Ambos se colocarán al frente del Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real en este montaje en el que Wernicke desarrolla un proyecto escénico fiel al argumento de la obra, en el que reflexiona sobre el paso del tiempo a través de detalles sutilísimos y juegos de espejos que mezclan la realidad y la ficción. Gerard Mortier escribe en la Revista del Real: "sus planteamientos escenográficos no se limitaban a la ilustración de una historia; eran la invención de una imagen en la que cada elemento forma parte de la acción dramática y no es nunca meramente decorativo".
Esta comedia en tres actos, estrenada en la Königliches Opernhaus de Dresde el 26 de enero de 1911, ofrece la singularidad de que casi nada es lo que parece. El compositor bávaro retornaría con esta ópera a un mundo básicamente tonal y diatónico tras las incursiones cuasi atonales y abiertamente cromáticas de Elektra (1908). La trama de esta comedia de época es bien sencilla: una dama aristócrata de unos treinta y cinco años, la princesa Marie Theres von Werdenberg (más conocida como la Mariscala por ser esposa del viejo Mariscal), envía a su amante de diecisiete años, el conde Octavian Rofrano, para que sea el Caballero de la Rosa en la boda de su rudo primo, el barón Ochs auf Lerchenau; inesperadamente, Octavian se enamora de la prometida del barón, la joven y bella Sophie, y la Mariscala pierde a su joven amante. Pero también en la trama las apariencias engañan.
El libreto escrito por Hugo von Hofmannsthal no es simplemente una comedia vienesa ambientada a mediados del siglo XVIII; su divertida trama de época, que opone personajes sencillos como un rústico barón o un enamoradizo y apuesto joven conde, incluye también otros más complejos como una mujer madura que reflexiona sobre el inexorable paso del tiempo. En realidad, Hofmannsthal reinventa el siglo XVIII vienés desde el presente llenando los diálogos de innumerables matices lingüísticos contemporáneos, incluyendo anacrónicas ceremonias inventadas, como la presentación de la rosa que da título a la ópera, pero también adoptando referencias artísticas de la época, tanto literarias como pictóricas.
Por su parte, Strauss, lejos de volver simplemente a un estilo musical más conservador, implicaría una composición de tal sutileza que hasta el más entendido no reparase durante una primera audición en la complejidad del lenguaje orquestal. Al igual que el libretista, el compositor introduce elementos anacrónicos como el uso del vals como efecto vienés o adopta referencias de la época, especialmente de las óperas de Mozart.
El caballero de la rosa, que se podrá escuchar en directo a través de Radio Clásica, de Radio Nacional de España , el martes 14 de diciembre, se representará los días 3, 6, 9, 11, 14, 17, 19 y 22 de diciembre.
Babelia
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