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"Odié al público español"

El músico inglés desempolva su proyecto Plastikman y ofrece uno de los conciertos memorables del Sónar 2010

En la categoría de gurús de la música electrónica, el inglés Ritchie Hawtin es, después de más de quince años carrera, uno de los referentes indiscutibles de la escena de clubs internacional. Ya sea en su versión techno quema pistas o en su versión más oscura e introspectiva bajo el pseudónimo Plastikman . Un proyecto, este último, que rescata de las discotecas más selectas para hacerle un lavado de cara apabullante que se disfrutar en el Festival de Música Avanzada de Barcelona el pasado sábado por la noche. Una jaula de LEDs atrapa al autor de aquel oscuro y angustiante Closer (2003) para llevar al espectador a un estado que el autor define de manera muy sencilla: "el estado joder". EL PAÍS habla con el responsable de uno de los shows más impactantes de esta edición del Sónar.

P. ¿Cuál fue la necesidad de volver al proyecto Plastikman después de tantos años?

R. He estado escuchando mucha música de la que se está haciendo ahora. Y está todo muy bien pero creo que faltaba algo como Plastikman. Creo que tengo un sonido muy específico. Pienso de forma distinta al resto de la gente. Y nadie ha hecho un show como el que hicimos nosotros ayer [por el sábado]. Por eso pensamos que era el momento de volver. Además, creo que estoy en la cima de popularidad como 'Richie Hawtin', y creo que hay muchos fans ahí fuera que no conocen a Plastkiman.

P. Esta edición del Sónar se caracteriza precisamente por la presencia de muchos jóvenes valores. ¿Qué cree que les puede aportar Plastikman?

R. A un nivel, creo que les sirve para ver que se puede hacer un gran concierto de música electrónica. Casi como un concierto de pop. En cierta medida Plastikman es un concierto pop. Tiene todas las luces y la tecnología que tiene Madonna. Y creo que puedes utilizar todo eso para crear una experiencia profundamente jodida, y no comercial. Quería mostrar eso. Y también, a otro nivel, quería mostrar que hay vida más allá de los ordenadores portátiles. Hay tantos chicos que se meten en la música electrónica que me gustaría inspirarles y decirles que se puede ir más allá y hacer otras cosas.

P. ¿Se puede hablar hoy en día de una tradición musical electrónica?

R. Desde los últimos 20 años sí que se puede hablar de tradición electrónica. Esa es una de las razones por las que también he querido recuperar a Plastikman. Un proyecto que tiene un sentimiento asociado. Es un proyecto sobre la tecnología pero no sobre que la tecnología te controle. Es sobre tú controlando la tecnología.

P. ¿Cómo definirías la experiencia de tus conciertos?

R. Si tuviera que elegir una palabra, la palabra sería: intenso. Que la gente esté ahí y que no sepa si tiene que bailar, gritar, cerrar sus ojos, o abrir sus ojos... tener un momento que me gustaría llamar una epifanía pero no necesariamente religiosa. Sería 'el momento joder'. Un momento en el que el espectador se dice: 'joder'. Quiero que el espectador diga eso. Por lo menos una vez durante uno de mis espectáculos.

P. ¿Qué pasó con el minimal?

R. Creo que ya hemos superado el hype del minimal. O su marca, si lo prefieres. Y justamente por eso creo que está haciendo que la gente se replantee las bases de ese género y que empiece a ver hacia el house, el funky... De hecho, ahora el mejor house o el mejor funky que se hacen ahora son por haber bebido del minimal durante cuatro años. Así que le diría que los músicos del minimal seguimos trabajando en ello y que nos encanta hacerlo. Incluso cuando es súper hype y cuando no es súper hype.

P. ¿Cómo definiría al público español?

R. El público español fue bastante duro conmigo. Me acuerdo cuando empecé a pinchar en el norte o en el sur de España y el público me abucheaba. Me pedía "más duro, más duro"... En ese momento, odié al público español. Pero he regresado en muchas ocasiones y ese mismo público ha seguido ahí apoyándome y a Plastikman. Así que creo que se han abierto de mentes. Mucho. Y les estoy enormemente reconocido.

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