Scorsese, el arqueólogo del celuloide
El cineasta impulsa la World Cinema Foundation, que recupera y restaura grandes clásicos del cine
Tras la presencia ayer en el Festival de Cannes de Francis Ford Coppola, otro de los padres del cine americano moderno, Martin Scorsese, ha presentado hoy en la sección de clásicos, la versión restaurada de su película favorita: The Red Shoes (1948), de Powell y Pressburger. No quiso hablar de sí mismo, ni de su anunciada película sobre Frank Sinatra, ni tan siquiera de la gran valla publicitaria de su inmimente estreno Shutter Island. Scorsese estaba en Cannes para echar la vista atrás hacia esas películas que, como impulsor de la World Cinema Foundation, restaura y recupera.
"Son películas que nos han dado tanto que les debíamos algo", explicó en la rueda de prensa ofrecida en el Palacio de los Festivales de Cannes. Un Scorsese de seis años vio por primera vez "en televisión, con pausas publicitarias y en blanco y negro" la película musical The Red Shoes, la misma que hoy tendrá la satisfacción de disfrutar, con sus espectaculares coreografías y su expresiva puesta en escena, en la gran pantalla del auditorio Grand Lumière de la ciudad francesa.
"Son películas que nos han dado tanto que les debíamos algo", explicó el director en el Palacio de los Festivales de Cannes.
Cine para saber quiénes somos
Una cinta del mismo tándem de directores británicos, Powell y Pressburuer, The Tales of Hoffmann (1951), es homenajeada por Coppola en su último film Tetro, proyectado ayer. "Quizá nos gustaran tanto porque eran como títulos perdidos, muy difíciles de conseguir", reconoció Scorsese. "Estas películas nos han influido enormemente, en nuestra manera de filmar y de narrar. Por eso es importante recuperarlas en buen estado, porque ayudan a saber quiénes somos", explicó.
Así, la aportación de la World Cinema Foundation a Cannes Classics se completa con A brighter summer day, (Edward Yang, Taiwán, 1991), Al-momia, (Shadi Abdel Salam, Egipto, 1969) y la mexicana Redes, de Emilio Gómez Muriel y Fred Zinnemann (1936). "Elijo películas que me han apasionado o que me parecen históricamente relevantes", aseguró el director de The Goodfellas (1990).
Scorsese, a través de la World Cinema Foundation intenta además inculcar la importancia del patrimonio cinematográfico en los cinco continentes. "Entiendo que en África tienen una prioridad clara de supervivencia. Pero el alimento del espíritu y del intelecto es también importantísimo", argumentó. En Cannes Classics, además, se van a ver proyectos con grandes nombres pero todavía inéditos. L'Enfer (1964), de Henri-Georges Clouzot, cuyo rodaje se interrumpió y no pudo terminarse, ha sido objeto de una investigación que ha permitido recuperar escenas y recomponer una obra, en realidad nueva, que estaba desaparecida en circunstancias que hicieron entrar el filme en la categoría de leyenda. También habrá "imágenes familiares" rodadas por Ingmar Bergman durante algunos de sus filmes en Jeux de tournage, de Stig Björkman, que lleva a Cannes la Fundación Bergman.
Senso, de Luchino Visconti o Les vacances de M. Hulot (1953), de Jacques Tati, también figuran en la relación de obras pasadas, recuperadas o restauradas. Pierrot le fou (1965), de Jean-Luc Godard; Les Yeux sans visage (1960) de Georges Franju; y L'Avventura (1960), filme de Antonioni que además inspira el cartel de Cannes este año, también conforman esta selección.
Babelia
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