Brazzaville, encuentros a las sombras de la Alhambra
El líder de la banda actúa en Granada, Cordoba y Utrera
Granada es una ciudad mágica que alumbra leyendas e historias increíbles que se narran a la sombra de la Alhambra. Esta es una historia de casualidades, amistad y kilómetros que unen a un genial músico de Los Ángeles, un joven pianista de Utrera y al dueño de una surrealista tienda de discos que es bar y sitio de tapeo.
El genio es David Brown, ex saxofonista de Beck que tuvo una premonición la primera vez que pisó Barcelona que le llevó a cambiar de vida años después. Brown es el líder de Brazzaville, la mejor banda por descubrir de España, que arrasa en Ankara, Moscú o San Petersburgo.
A sus cuarenta y dos años Brown luce un tímido bigote cano, viste elegante y tiene el pose involuntario de estrella de la música, tiene duende. Descubrió el Madrid de los ochenta tocando en estaciones de metro como Alonso Martínez, Plaza de España o la Chueca pre urbanita, pero ahora ejerce de padre feliz y marido enamorado en el Ensamble barcelonés.
El otro personaje de esta historia es Nano, un joven de Utrera que estudió la carrera en Granada y que hace unos meses escribió al Myspace de Brazzaville presentándose y pidiendo un disco que no encontraba en la tiendas. Brown le canceló la venta y le ofreció un trueque, "tu música por la mía". Siguieron la conversaciones hasta que Nano ofreció a Brown un fin de semana de actuaciones conjuntas en Granada, Córdoba y Utrera. David le escribió una nota con un listado de canciones para que Nano las fuese aprendiendo y llegó el día. El jueves se conocieron a la sombra de la Alhambra y por la noche actuaban en el Loop Bar. Vinilos a la venta, buenas tapas con las cañas, copas baratas y un concierto inolvidable.
En el público chicas norteamericanas, bastante Erasmus y un aire especial al ritmo de las canciones de 21st Century Girl como Clouds in Camarillo o joyas como Jesse James, 17 oForeign Disaster Days y Super Gizi temas de uno de sus primeros trabajos titulado Somnambulista, un disco grabado íntegramente en California. Mucho talento y clase, tablas.
David después de cinco años en España habla un castellano correcto, aunque reconoce la difícil misión de entender a su nuevo amigo andaluz. Sus canciones son composiciones sonoras, expresivas e imaginativas que se han curtido en experiencias como la de salir de gira andaluza con un fan, con piano y guitarra, en acústico, en contraste con el sonido contundente de banda de Brazzaville, porque la vida está para vivir nuevas experiencias.
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