_
_
_
_

París se rinde a las mujeres-pájaro de Lagerfeld

El desfile del alemán para Chanel, con las modelos envueltas en volantes de tul, marca la segunda jornada de la semana de la alta costura

Mujeres como pájaros, envueltas levemente en pequeños y exquisitos vestidos de elegancia suprema, en colores muy suaves, salmón, beige y rosa, han dado el tono Chanel a la segunda jornada de colecciones de alta costura de París para la próxima temporada estival.

También y por supuesto ha habido cisnes negros, en modelos construidos con un sinfín de minivolantes de tul para dar ese delicado aspecto puramente alado, cortos, para cóctel, o de noche, largos, bordados, en tul y satén. Del etéreo minivolante al drapeado flor hubo un paso que Karl Lagerfeld dio con suma gracia, para crear pequeñas faldas corola de rosas blancas, una de ellas conformando todo el delantero de la prenda, corta, combinada con una chaqueta de tweed negro, entallada y sujeta con tres botones.

El futuro verano Chanel será corto, bastante corto, con efectos drapeados y cortina para cerrar de manera circular faldas y vestidos cortos, que permitirán exhibir más en detalle uno de los muslos.

De noche, los vestidos de gala, con abundantes drapeados y volantes y efectos de gasa, se abrirán sobre una pierna o serán parcialmente transparentes, en tules vaporosos, cuando no estén enteramente bordados de lentejuelas oro o plata.

Bailarinas sin tacón

Fundamental, Karl Lagerfeld prescindió de todo tacón, a beneficio de las bailarinas, doradas o plateadas, negras, bicolores, sujetas en el empeine; enteramente bordadas de lentejuelas o ribeteadas con un pequeño volante de tul, casi siempre a juego con el vestido. O en contraste con él, para ser, por ejemplo, de plata con la puntera en negro, pero acompañar un vestido corto de volantes de un dorado muy leve, casi platino, bordado con lentejuelas plateadas redondas y alargadas.

Ocasión suprema para que Chanel mostrase una vez más su supremacía, ilustrada en esta ocasión por los delicados colores elegidos y su saber hacer al volante, trabajado a la española, drapeado, mini, múltiple, o suficientemente grande como para construir un vestido de lentejuelas y escote palabra de honor en sólo tres o cuatro volantes, alguno de ellos ligeramente acampanado. Otro detalle esencial, para lucir como es debido estos modelos el verano próximo, el cabello será rubio de preferencia y recogido sobre la frente como una pequeña ola, con o sin diadema en su apoyo.

Generalmente sobre un maquillaje de colores también muy suaves que, tendencia estival, prolongará la sombra de los ojos más allá de las cejas y, por supuesto, brillará.

Lagerfeld no sólo rindió homenaje a la fundadora de la firma, la mítica Mademoiselle Coco, con el omnipresente recurso al calzado plano. El decorado instalado bajo una de las cúpulas del Gran Palais donde se celebró el desfile era ya un homenaje a la Señorita Coco y, sobre todo, a una de las prendas básicas que inventó, la tradicional chaqueta de twedd Chanel, con sus botones dorados y su ribeteado clásico. Chaqueta que había sido reproducida en el centro de una plataforma giratoria hasta conformar una enorme montaña blanquecina, de cuya apertura delantera salían y entraban las maniquíes.

De las Mil y una noches a la insipiración mayas

No muy lejos del gran desfile del día, en el Palacio de Tokio, espacio dedicado a la creación contemporánea, el modisto libanés Georges Chakra ha hecho gala igualmente de una rara y exquisita sabiduría en el arte de la alta costura. Mujeres no menos aladas, envueltas en pequeños vestidos y abundantes volantes de todos los tamaños, drapeados y plisados, vieron aquí también la luz, esta vez vestidas con colores muy vivos, inspirados en la naturaleza e, inevitablemente, en las Mil y una noches.

La firma Dupré Santabarbara se fue a México, con cóctel "urbano maya rock" incluido, para enviar a la mujer del verano próximo en busca del oro de los Incas, vestida de cuero, plumas y materias preciosas, sobre negro confrontado a toques de color y motivos piel de serpiente o de cocodrilo. Todo ello dentro de una compleja historia de delirio y alucinación con la que Dupré Santabarbara resucitó al dios Quetzacoatl y exploró, según ha contado en un texto entregado a la prensa, el adagio "matar es amar".

Uno de los diseños de Karl Lagerfeld, de la colección primavera/verano 2008, ayer en París.
Uno de los diseños de Karl Lagerfeld, de la colección primavera/verano 2008, ayer en París.AFP

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_