Un invierno de guitarras

El grupo neoyorkino Ratatat fue el encargado de calentar motores, y de la mejor de las maneras. Música electrónica de cierre que dio el pistoletazo de salida de un concierto que acababa de empezar. La pareja de Brooklyn destacó por sus proyecciones audiovisuales (Swazzeneger incluido) y por sus ritmos de madrugada con los gatos negros indispensables de toda buena noche ('Wild Cat' de su album 'The Clasics').

Y así pasó, que la llegada de Super Furry Animals fue más tranquila de lo esperado (las comparaciones son odiosas) y trataron de romper el hielo, ya roto, con canciones como 'Gateway' o 'Do or die' y claro, la escarcha se volvió a convertir en hielo otra vez. Pero nada que Gruff Rhys (excomponente de Emily y Ffa Coffi Pawb) no pudiera detener, movilizando al público manos arriba, para que hicieran un poco el "animal", que de eso se trataba. Y para predicar con el ejemplo, el cantante galés se dispuso a comerse una zanahoria en medio del escenario, escupiéndola posteriormente al público para poder seguir cantando 'Recepticle'.

Con la pausa requerida volvieron todavía con más fuerza y a pesar del título 'Slow life' abrieron la segunda parte dando más rapidez al concierto, tanto es así que Gruff tuvo que ponerse un casco gigantesco en la cabeza para protegerse de la velocidad. Todo un espectáculo, toda la canción con el casco en la cabeza y el micrófono en los ojos:¿canto lo que veo?¿veo lo que canto?¿mi voz son mis ojos?¿Mis ojos son mi voz?...

`Neo consumer`, `Calimero' y `Hello Sunshine' acabaron con tanto surrealismo para rematar un concierto que tenía que cerrar como había empezado. Y es que bien esta lo que bien acaba.

Últimos compases de `Cosmic Strigger' y un cartel a manos del tímido teclista (tocaba de espaldas): 'Se auténtico'.