Alejandro Sanz llena Las Ventas
El artista triunfa en Madrid con un repertorio de canciones emotivas e inmediatas
Alejandro Sanz (Madrid, 1968) ha conseguido esta noche que se colgara el cartel de "no hay billetes" en Las Ventas, donde ha presentado su último trabajo, el noveno de una prolífica carrera cuajada de premios. El tren de los momentos ha hecho vibrar a un público entregado que no ha parado de tararear los mayores éxitos de Sanz, que combina como nadie el alma flamenca y el pop.
Entre las canciones más celebradas han estado Cuando nadie me ve y Corazón partío, dos temas muy distintos pero que resumen muy bien las dos caras de un artista que hoy de nuevo ha encandilado a una hinchada dispuesta a enseñar la bandera blanca a la mínima ocasión. Ha sido precisamente con las primeras notas de Corazón partío cuando se ha vivido el momento más emotivo de la noche. El coso y la totalidad de las gradas se han levantado al unísono para tararear uno de los himnos más universales de Sanz, y el artista ha dado respuesta al gesto de cariño a su manera, es decir, marcándose unos pasos flamencos.
Sanz ha arrancado el repertorio tirando de sus temas menos añejos, con un generoso repaso a su último álbum, pero la ovación, las dos orejas, el rabo y la puerta grande llegaron cuando se aferró a sus éxitos pasados, aquellos que le hicieron triunfar hace una década en medio mundo. Con el semblante serio ha comenzado su viaje en El tren de los momentos entonando la canción que da nombre al disco, seguida de otros temas de su último trabajo como En la planta de tus pies, Enséñame tus manos, o La peleíta. Serio continuaba Sanz, quizá por la responsabilidad de comprobar que la ciudad que le vio nacer no ha perdido ni un ápice del cariño que ya le demostró en su último lleno de hace tres años.
La cosa empezó a animarse cuando quiso el artista, que empezó a entablar una fluida comunicación con la multitud al grito de "¡Madrid!", y con expresiones como "por fin el tren paró en casa" o "volver a Madrid siempre es especial". Más tarde, Sanz recobró la seriedad y sacó su lado más solidario al recordar a las víctimas del terremoto de Perú, a quien dedicó Dónde convergemos. Hacia el ecuador del espectáculo llegó el paso definitivo para que la noche terminara de explotar: un popurrí de Mi soledad y yo, La fuerza del corazón, Y si fuera ella y Amiga mía, y posteriormente el tema El alma al aire, hicieron desgañitarse a cientos de gargantas -principalmente femeninas- que corearon hasta la última letra.
Noche con amigos
Después llegaría la primera visita de la noche con la aparición de la que fue 'aprendiz' del cantante gaditano, Malú, quien le acompañó en A la primera persona, a la que siguió Try to save, con la que Sanz desapareció del escenario. Los gritos de "oé, oé, oé" le devolvieron una primera vez; en esta ocasión, en solitario y sentado al piano para hacer una reflexión sobre la vida a modo de chirigota intimista, que enlazó con la balada "Lo ves", un momento único en el que un Sanz emocionado se limitó a tocar para escuchar a su público.
Pero Madrid quería más, y esta vez a fuerza de pitidos devolvió al cantante al escenario junto al ex componente de Ketama Antonio Carmona, con quien compartió Para que tu no llores. Hacía rato que Las Ventas estaban completamente en pie, y así permanecieron para bailar al ritmo de "Te lo agradezco pero no" -muchas voces esperaban que apareciera Shakira- y No es lo mismo.
Esa fue la última canción del concierto, pero el clima generado hizo que nadie se moviera de sus asientos, un detalle que Sanz agradeció rodeado de toda su banda y bailando al más puro estilo flamenco al compás de las palmas y los "olé" de sus seguidores.
Babelia
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