Raphael regresa a la Gran Vía madrileña desnudo y cargado de canciones
El cantante ofrecerá, hasta el domingo, siete recitales en Madrid
Raphael volvió ayer a Madrid y lo hizo desnudo, sin adornos ni orquestaciones, ofreciendo un concierto de piano y voz, y rodeado de su público; un público variopinto que llenaba entregado el Teatro Gran Vía y que volverá a hacerlo, día tras día, hasta el domingo.
Los siete recitales consecutivos que Raphael ofrece en Madrid pertenecen a la gira Cerca de ti, que el cantante hace acompañado por el piano de Juan Coacci y con dirección escénica de Jaime Azpiricueta, en la que los protagonistas son las luces y la voz; una voz con la que el de Linares hizo las delicias de su gente durante dos horas y media durante las que interpretó cerca de treinta canciones.
Abrió a capella cantando A veces me pregunto y aprovechó esa gran ovación que en pie le regaló el público, para presentar un tema inédito, Ahora, compuesto por Enrique Bunbury -que estaba en el patio de butacas acompañado por Jaime Urrutia- para el álbum que está terminando y que estará listo este año.
Entre los espectadores, además de sus hijos, estaban "raphaelistas" confesos como la ministra de Cultura, Carmen Calvo, Rafaela Carrá o Alaska, hasta Lola Herrera, José Luis López Vázquez o Lina Morgan, pasando por Raúl Sender, Luis María Ansón, José Bono, Manu Tenorio, Carlos Hipólito, Luis Cobos o Pastora Soler.
Ninguno dudó en ponerse una y otra vez de pié para aplaudir al artista y bailar sus canciones, y es que Raphael echó mano de ese repertorio que gusta a unos y a otros, y que contiene "joyas de la corona", como el mismo llama a títulos como Digan lo que digan, Cuando tu no estás, Que sabe nadie, En carne viva o Mi gran noche.
Recuperó piezas poco habituales en sus conciertos como Se te paró el reloj o Los hombres lloran también, presentó canciones nuevas como Ni tu ni yo, de Manuel Alejandro, y se entregó ante temas como Maravilloso corazón o Como yo te amo. Lo cierto es que Raphael, que volvía a disfrutar de ese romance que vive con la Gran Vía y sus salas desde los años 60, derrochó tipo y voz, y es que de voz estuvo inmejorable.
Babelia
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