Ouka Leele fotografía a 300 personas en la Cibeles contra los malos tratos
La artista quiere concienciar a la sociedad en contra de la violencia de género
Cerca de 300 personas, entre hombres, mujeres y niños, han ayudado este domingo a la fotógrafa Ouka Leele a llevar a la práctica su proyecto 'Revive Cibeles', una intervención en la plaza madrileña del mismo nombre con la que la artista se proponía "concienciar a la sociedad en contra de los malos tratos".
Alrededor de tres horas, hasta la una y cuarto de la tarde, ha durado en total la filmación y el fotografiado aéreo de este "ritual mágico y artístico", como la autora lo ha denominado, que ha tenido en jaque a unos 30 policías municipales y agentes de seguridad, pero que sólo ha obligado a cortes parciales e intermitentes del tráfico en la plaza de Cibeles.
Ouka Leele, premio Nacional de Fotografía, volvía a Cibeles después de veinte años de una mítica fotografía suya, 'Rappelle toi, Barbara', que desde entonces se reproduce y que uno puede encontrar, como tarjeta postal, en quioscos y museos de Madrid, y, según comentó al final de la jornada, quedó "satisfecha" con el resultado.
En 'Revive Cibeles' han podido verse algunas caras conocidas, como la de la escritora Lucía Etxebarría, acompañada de su niña, en tutú blanco y con chupete; la del escritor y, en este caso, fotógrafo Andrés Amorós, la del artista El Hortelano, o la del director de cine Rafael Gordon, que, con el título de La mirada de Ouka Leele prepara una película sobre la artista madrileña, "la pintora más importante de su generación, todo subjetivismo en acción", ha afirmado.
Cuatro cámaras con sus trípodes instaladas en otros tantos puntos de la fuente de la Cibeles, y un pequeño zeppelín aerostático que, teledirigido desde el suelo, giraba en torno a la de la estatua de la diosa tomando fotografías aéreas, se han encargado de registrar la acción artística.
Vestidos de negro, ellos, de rojo, las mujeres, y de blanco, los niños y las niñas, los participantes, que habían estado ensayando desde las nueve de la mañana dentro del Palacio de Correos, han tenido que ejecutar su performance hasta tres veces, para que el resultado fuera el deseado por su creadora.
Ululando y con las manos pintadas de rojo, han sido las mujeres las primeras en salir a escena con sus niños. Después, en un son un tanto guerrero y esgrimiendo palos, aparecían ellos. Unos y otros rodeaban a la Cibeles, diosa de la tierra y la fertilidad, en tres círculos concéntricos con los colores de la sangre, de la muerte, y de la pureza, y escenificaban unas secuencias en la que la violencia de los hombres daba después paso a la reconciliación y el abrazo.
El punto final lo han puesto los más pequeños, quienes, en una alegoría de esa nueva relación purificada, eran el fruto que salía de las largas faldas rojas de sus madres.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.