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Muere a los 82 años el actor Peter Ustinov, emperador del cine y amante de la comedia

Ganador de dos 'oscars', embajador de Unicef y apasionado del humor, también encontró tiempo para escribir guiones y novelas

El actor británico Peter Ustinov falleció anoche en las montañas suizas, en la casa que le servía de retiro en los últimos años. Secundario imprescindible de la historia del cine, logró dos oscars (por Espartaco, en 1960; y Topkapi, en 1964), y logró una amplia popularidad al interpretar al Hércules Poirot de Agatha Christie, aunque tal vez su interpretación más memorable sea la del emperador Nerón en Quo Vadis?

Aunque nació en Londres en 1921, siempre llevó a gala su cosmopolitismo: su abuelo fue un militar ruso zarista, de profundas convicciones protestantes, que se exilió en Reino Unido para no convertirse a la religión ortodoxa. "Esa es la razón por la que me dirijo a usted en inglés", explicó en alguna ocasión. Pero no sólo era capaz de hablar en este idioma: también dominaba el francés, italiano, ruso y español y se defendía en turco y griego. "Tengo sangre rusa, alemana, española, italiana, francesa y etíope en mis venas", decía. De todo, excepto inglesa.

A pesar de que dejó la escuela con 17 años, era un verdadero erudito que en los últimos años se distinguió por su participación en multitud de foros culturales. En 1971 fue nombrado embajador de Unicef y en 1992 llegó a ser elegido rector honorario de la Universidad de Durham. Se casó tres veces: la primera, con una hermana de la actriz Angela Lansbury, Isolde Denham; la segunda con Suzanne Cloutier; y la tercera con Helene du Lau d'Allemans. En total, tuvo cuatro hijos.

Carrera

Con 19 años escribió y dirigió su primera obra de teatro, aunque su carrera como artista tuvo que esperar a que terminara la Segunda Guerra Mundial, en la que combatió codo con codo con David Niven. Su gran ocasión le llegó en 1951, cuando Mervyn LeRoy le ofreció el papel del emperador Nerón en Quo Vadis?, que le valió una primera nominación al oscar, además de forjar su imagen para la posteridad. Después le llamaron Max Ophuls para Lola Montes o Michael Curtiz para Sinuhe, el egipcio. Pero fue Stanley Kubrick quien, en 1960, le sirvió en bandeja Espartaco, uno de sus grandes trabajos recompensado -esta vez sí- con un oscar como actor de reparto. Aún llegaría otro, cuatro años más tarde, por Topkapi. En esos años hubo incluso una colaboración en el cine español al protagonizar junto a Pablito Calvo Un ángel pasó por Brooklyn.

Blake Edwards pensó en él para el personaje del inspector Clouseau de La pantera rosa; llegó incluso a firmar el contrato para hacer la película, pero se retiró de improviso, lo que llevó a la productora a demandarle y recurrir a Peter Sellers para incorporar el papel. Ya en la madurez de su carrera, Ustinov encarnó al belga repelente y sagaz que imaginó Agatha Christie: fue Hercules Poirot en siete ocasiones, desde la gran producción Muerte en el Nilo a varios largometrajes para televisión.

Pero nunca se conformó con ser actor. En los interminables ratos muertos de los rodajes se dedicaba a escribir y fruto de esa pasión nacieron varias novelas y guiones cinematográficos de cierto éxito. En los últimos años, su prestigio fue en aumento. Se entrevistó con grandes lideres internacionales, alternaba su asistencia a conferencias con pequeños papeles en televisión. Luego, se retiraba a descansar a una casa de campo próxima a Ginebra (Suiza), en la que hoy ha fallecido.

Defensor a ultranza de la comedia ("la risa se ha convertido en una droga para mi" y "la comedia es la mejor manera de ponerse serio", decía) en cierta ocasión indicó cuál sería el mejor epitafio para su tumba: "No pisen el césped".

Ustinov, en la película <i>El ladrón de Bagdad</i>, de 1978.
Ustinov, en la película El ladrón de Bagdad, de 1978.AP
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