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Iñaki Alonso, arquitecto: “Estas casas no se pueden vender, lo que evita que se especule con ellas”

El promotor de edificios como Entrepatios, en Madrid, defiende otra forma de construir que tiene mucho más en cuenta el medio ambiente y las personas

Iñaki Alonso, en el edificio Entrepatios de Usera, en Madrid.
Iñaki Alonso, en el edificio Entrepatios de Usera, en Madrid.Samuel Sánchez
Clemente Álvarez

En el barrio madrileño de Usera está uno de los bloques de viviendas más peculiares del país. Entrepatios es un edificio ecológico, de madera y máximo aislamiento, que produce más energía de la que consume, en el que los vecinos tienen el derecho de uso de los apartamentos pero no pueden venderlos, y que está lleno de espacios para la vida comunitaria. Allí tiene su propia casa Iñaki Alonso (Madrid, 54 años), el arquitecto que está consiguiendo, sin ninguna ayuda de las administraciones, hacer realidad otras formas de vivir como esta en la actual jungla urbanística.

Pregunta. ¿Tal y como está el sector de la vivienda, cómo se consigue sacar adelante edificios ecológicos sin subir los precios?

Respuesta. La buena noticia es que se puede, terminamos el primer edificio en 2020 y ahora concluimos tres más a precio de mercado. Es una cuestión de buen diseño y buena planificación, y decidir dónde pones los gastos. El mercado está desbocado, pero dentro de esos precios, hoy en día se puede decidir si vives en una vivienda eficiente, saludable y ecológica o en una convencional.

P. ¿Por qué este edificio produce más energía de la que consume?

R. Este es el único edificio de viviendas colectivas en España que produce más energía de la que consume. Esto es así, primero, porque consume muy poco, pues se ha diseñado con criterios Passivhaus. Yo este invierno todavía no he tenido que poner la calefacción en casa. Lo segundo es que está muy bien orientado al sur. Y, en tercer lugar, tiene mucha instalación fotovoltaica para producir electricidad. La factura media de energía [contado luz y climatización] es de unos 25 euros al mes, pero en verano baja a cero o 10 euros.

P. ¿En qué consiste el modelo de derecho de uso de este bloque de viviendas?

R. El derecho de uso es un modelo de propiedad colectiva. Para construir el edificio se constituye una cooperativa, como se hace en otras muchas promociones, pero luego esa cooperativa se usa también para su gestión. La cooperativa es la propietaria de todo el edificio y cada uno de los miembros de la cooperativa tenemos el derecho de uso de una vivienda. Estas casas no se pueden vender, lo que evita que se especule con ellas. Cuando alguien se quiere ir, se le devuelve su aportación al capital social y entra otra persona. Es como un híbrido entre la propiedad y el alquiler, porque en el fondo si que eres propietario, aunque de una manera colectiva, y también tienes que pagar una cuota mensual [para devolver el préstamo al banco y de gastos de comunidad] que es como un alquiler, pero un 20 o un 30% más barata que los precios de mercado. Esto te garantiza una vivienda para toda la vida. No la puedes vender, pero sí la pueden heredar tus hijos.

P. ¿Por qué considera una ventaja que no se puedan comprar y vender las viviendas?

R. El mayor problema es que la vivienda ha perdido su función social para convertirse en un refugio financiero. El modelo de derecho de uso tampoco es para todo el mundo, pero sí debería estar dentro de las opciones de vivienda ofertadas en nuestra sociedad, fomentándose con ayuda de las administraciones, pues tiene muchas soluciones para las grandes problemáticas que tenemos hoy en día. En Dinamarca, un 10% de las viviendas son con derecho de uso.

El arquitecto, dentro de su propia casa en Entrepatios.
El arquitecto, dentro de su propia casa en Entrepatios.Samuel Sánchez

P. ¿De qué forma soluciona los problemas actuales?

R. En lo que respecta al grave problema de acceso a la vivienda, se tiene que solucionar con muchas medidas e incorporar este modelo también ayuda. Hoy existe en el país un déficit de unas 150.000 viviendas nuevas al año. Es cierto que hay entre 3,5 y 4 millones de casas vacías que hay que regular para que entren en el mercado, pero no siempre están o no hay suficientes allí donde más se necesitan. El modelo de derecho de uso soluciona una cuestión importante, que es la protección permanente de la vivienda.

P. ¿A qué se refiere?

R. En España hoy en día solo hay un 2% de viviendas públicas de protección oficial. Se construyeron muchas más, pero con el tiempo se han ido desprotegiendo e incorporando al mercado libre. La vivienda pública tiene que ser de protección permanente, como pasa en el País Vasco. Con el derecho de uso hay una protección permanente, la gente entra y sale, pero no se desprotege con el tiempo. El modelo de vivienda en derecho de uso cumple una función antiespeculativa.

P. Otro de los problemas al que intentan dar solución es el ambiental. ¿No es cierto?

R. Efectivamente. La construcción de viviendas es responsable del 36% de las emisiones de CO₂ que causan el cambio climático. Este modelo tal y como lo planteamos aquí permite construir de forma sostenible, con madera, con criterios de máxima eficiencia, con producción de renovables, de esta forma estamos solucionando otro de los graves problemas que tenemos. Hay que cambiar la manera de construir, tenemos que conseguir que los edificios sean sumideros de CO₂.

P. También menciona el problema de la soledad.

R. Hoy vivimos cada vez más juntos en ciudades y más conectados con la tecnología, pero también estamos más solos. Los índices de soledad y de enfermedades mentales en las ciudades crecen preocupantemente.

P. ¿Construir casas para vivir es mucho más que levantar edificios?

R. Se habla mucho del número de viviendas que hay que construir, pero este no es solo un problema cuantitativo, sino también cualitativo, tenemos la grandísima oportunidad para el futuro de mejorar la calidad de vida de mucha gente e incluso de redefinir el modelo industrial.

P. En su edificio de Entrepatios tienen cuarto común de lavadoras, taller compartido de herramientas, salas con cocinas colectivas. ¿Por qué es tan importante esto en el diseño del edificio?

R. Se trata de generar relaciones entre las personas. Cuando la gente baja a poner la lavadora se encuentra con otros vecinos, hay conversaciones. Aunque cada uno cuenta con cocina en su casa, tener otras compartidas ayuda a construir posibilidades de relaciones, se puede quedar a comer todos juntos. Y esto va más allá de los espacios comunes, es una cultura colaborativa, de cuidados entre los vecinos. Al final, resumiendo mucho, lo que buscamos es vivir mejor. Porque pagamos menos en energía, porque somos coherentes con nuestros principios, porque nos cuidamos entre los vecinos.

P. ¿Cómo funciona el modelo de derecho de uso si hay conflictos entre los vecinos?

R. En este tipo de comunidades se dan conflictos al igual que en todas partes, la gran diferencia es que hay voluntad, cultura y dinámicas específicas para solucionarlos.

P. ¿Qué pasa si alguno de los vecinos deja de pagar sus cuotas mensuales?

R. Si alguien no paga por mala fe existen mecanismos para echarle, pero si es porque no puede en un momento de crisis tenemos formas de ayudarle. Es importante el apoyo mutuo entre los vecinos.

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Sobre la firma

Clemente Álvarez
Es el coordinador de la sección de Clima y Medio Ambiente de EL PAÍS y está especializado en información ambiental, cambio climático y energía. Ha trabajado para distintos medios en España y EE UU, como Univision, Soitu.es, la Huella en La2 de TVE... Fue también uno de los fundadores de la revista Ballena Blanca.
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