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Aumentan las muertes de aves por colisiones en parques eólicos: casi 9.000 en tres años

La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, que ha calculado la cifra, indica que es solo la punta del iceberg porque hay muchos cadáveres que no se encuentran

Fundación Quebrantahuesos
Un buitre leonado muerto por el impacto con las aspas de un aerogenerador.FUNDACIÓN PARA LA CONSERVACIÓN DEL QUEBRANTAHUESOS
Esther Sánchez

La reciente muerte de un quebrantahuesos, una de las rapaces más grandes de Europa catalogada en peligro, en el complejo eólico Refoyas, entre Castellón y Teruel, muestra la complicada convivencia entre los aerogeneradores y la avifauna. Se llamaba Masía y portaba un GPS, lo que permitió la localización del cuerpo sin vida. Pero las organizaciones conservacionistas advierten de que hay otros cadáveres que no se encuentran. Según un último recuento realizado por la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos (FCQ), en tres años, de 2020 a 2023, han muerto al menos 8.960 aves por este motivo (2.986 al año). La especie más afectada es el buitre leonado, pero también caen milano negro, milano real, cernícalo vulgar y primillas, y murciélagos, entre otros animales.

Esta cifra multiplica la contabilizada en un informe de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) publicado el año pasado, que calculó 6.058 muertes por esta causa entre 2008 y 2018 (606 al año). Las cifras de ambos informes son oficiales y proceden de los centros de recuperación de fauna, controlados por las comunidades autónomas, a los que llegan todas estas aves y donde se les realizan las necropsias. “Son datos completamente fiables, tenemos fecha, hora, geolocalización, motivo de la muerte...”, comenta Juan Antonio Gil, secretario de la FCQ. Cuentan con la información de 14 comunidades. Les falta la de Castilla y León, la región con más potencia eólica instalada, porque no los han recibido a pesar de haberlos solicitado, aseguran, y la de Canarias y Baleares, debido a que se han centrado en la Península.

“Es un incremento de mortalidad posible porque, con una normativa cada vez más rigurosa, las empresas reportan más casos, además de que la potencia instalada ha crecido [un 28% desde 2018] y, por lo tanto, los molinos”, responde David de la Bodega, responsable del Programa Legal de SEO/BirdLife. Desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE), que representa a las compañías del sector, Heikki Willstedt, director de Políticas Energéticas y Cambio Climático, también apunta al aumento de potencia, pero no tanto por el número de nuevos aerogeneradores sino por la falta de habituación de la avifauna. “De 2013 a 2018 no se instalaron casi aerogeneradores y las aves estaban acostumbradas a los que había, pero a partir de esa fecha se construyen parques en lugares donde no existían, con aves no familiarizadas y son momentos complicados en los que hay que extremar las precauciones”.

Para la FCQ, la causa es el acelerón en el despliegue de complejos eólicos, porque “esas casi 9.000 aves fallecidas en tres años son el 60% de todas las contabilizadas de forma oficial desde 2001″.

Las que no se localizan

“Pero la realidad es mucho peor que estas cifras oficiales”, advierte Gil, que asegura que solo se descubren entre uno de cada cinco y uno de cada ocho ejemplares afectados, lo que significa que en España pueden estar muriendo todos los años entre dos y tres millones de aves y murciélagos por los golpes con los aerogeneradores.

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El problema es lograr un desarrollo de esta energía verde imprescindible para la descarbonización que conviva con la avifauna. Hoy en día, los parques eólicos deben contar con un plan de vigilancia ambiental y realizar un seguimiento de la mortalidad que generan los molinos. “Pero las responsables son las empresas, y debería existir una supervisión para comprobar si están llevando a cabo este trabajo de la forma adecuada, sin esconder nada”, comenta De la Bodega.

La Fundación del Quebrantahuesos denuncia la primera muerte en España de un ejemplar por una colisión con un aerogenerador
Un agente recoge el ejemplar del quebrantahuesos fallecido en Castellón.Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos

El director de Políticas Energéticas y Cambio Climático de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) califica la muerte del quebrantahuesos como una tragedia. “Es un ave espectacular y se han hecho unos esfuerzos tremendos para sacarlo adelante”, comenta. A mediados de los noventa solo quedaban en España 44 parejas reproductoras en Los Pirineos debido principalmente al veneno y la caza. En la actualidad, y gracias a los proyectos de recuperación en los Pirineos y Cazorla, esas parejas han aumentado hasta 167, distribuidas la mayor parte por Aragón, Cataluña, Navarra, y en menor medida por Andalucía, Asturias, La Rioja y Cantabria. En total, la fundación calcula que existirán entre unos 1.200 y 2.000 ejemplares.

“Es importante investigar lo ocurrido [se está a la espera de la necropsia], porque se procura que los parques estén en lugares sin este tipo de especies y cuando se construyó ese complejo eólico, en 2006, no había quebrantahuesos por la zona”, añade Willstedt. El gran “reto del sector” es conocer cómo las poblaciones de aves se van expandiendo. “Hay que decir a esos parques eólicos ‘ten cuidado que voy a introducir esta especie’ o se encuentran con una situación sobrevenida”. Una explicación que no convence a la Fundación Quebrantahuesos, que replica que había otras aves afectadas en las instalaciones en las que murió Masía, como buitres leonados. En Aragón, donde tiene su sede la organización, “mueren de media entre 400 y 500 buitres leonados al año”, sostienen.

Las empresas aplican medidas para evitar los choques, las más extendidas son los sistemas automáticos que reconocen al ave que se acerca. Para evitar a los murciélagos se producen paradas en las noches de verano, cuando están más activos y salen a cazar. Hay dos métodos para combatir las colisiones: “los que emiten ruidos y luz y los que detienen el aerogenerador”, explica Willstedt. Generalmente, la pérdida de energía de estas paradas no supone ni el 1%, pero en horas nocturnas e invernales tienen más valor. “El coste se podrá asumir en función de los ingresos de la empresa, pero si además se añade un tributo medioambiental como el reciente en Aragón, la rentabilidad puede verse seriamente afectada”, añade.

En estos últimos años se detecta “cierta sensibilidad por parte del sector, más cerca del concepto de renovables responsables, que deben jugar un papel fundamental en la descarbonización, pero haciéndolo bien”, expone De la Bodega. El criterio anterior “era solo económico, pero hoy es raro que lleguen proyectos dentro de la Red Natura 2000 [áreas de conservación de la biodiversidad europea]”, comenta. A pesar de ello, SEO/BirdLife ha denunciado la aprobación de tres centrales eólicas en Albacete que generarán un impacto crítico sobre hábitats y especies protegidas como el águila imperial ibérica. La Fundación Quebrantahuesos, por su parte, junto a otras organizaciones, han denunciado el megaproyecto clúster del Maestrazgo. “Son 120 aerogeneradores y 80 se encuentran en Red Natura 2000″, indican desde la organización. En Aragón, una de las comunidades donde más han crecido este tipo de instalaciones, existen más de 2.900 turbinas.

El ejemplo de Tarifa

En el Campo de Gibraltar, en Tarifa, con 600 aerogeneradores y millones de aves cruzando por el Estrecho de Gibraltar en sus migraciones, llevan años lidiando con estos problemas. Alejandro Onrubia, coordinador de la Fundación Migres, recuerda los momentos en los que “aquí caían más de 200 buitres leonados al año y, ahora, solo con parar los aerogeneradores hablamos de unos 16 ejemplares”. Esta práctica se comenzó a utilizar en la zona en 2008 con ornitólogos formados que pueden parar inmediatamente los molinos si hay peligro. En los casos en los que existen vigilantes que tienen que dar el aviso a otros responsables, este sistema puede resultar ineficaz al requerir más tiempo.

También depende del tipo de ave, “los buitres, más pesados y con un vuelo más rectilíneo, esquivan peor las aspas, mientras que los milanos [por el Estrecho pasan 200.000 al año] tienen más recursos”, añade Onrubia. Otro problema son los milanos que se desplazan entre 400 y 500 metros para evitar las infraestructuras, lo que provoca una reducción de su hábitat. “Aquí estimamos que estaban perdiendo un 15% del espacio, que es asumible si no se construye más”, concreta. “Lo imprescindible es contar con un buen estudio previo y ver qué especies hay y si son zonas de riesgo”, explica. En SEO/BirdLife han desarrollado unos mapas en los que se determina la sensibilidad ambiental del territorio que se encuentran a disposición de las empresas. Además, el Ministerio para la Transición Ecológica aprobó en 2019 un protocolo para la parada de generadores conflictivos.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.
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