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Valencia, la capital verde europea más desapercibida

El Gobierno local afronta el evento marcado por el cambio político solo unos meses antes en la ciudad y por el negacionismo climático de Vox

Valencia capital verde europea
Foto panorámica de la ciudad con el Jardín del Turia, el parque lineal que recorre Valencia, en primer término.Mònica Torres
Cristina Vázquez

Valencia consiguió hace dos años y al primer intento el título de capital verde europea de 2024, un premio que otorga la Comisión Europea a las ciudades comprometidas con la ecología urbana y la sostenibilidad con el doble propósito de que sigan en esa dirección y sean referencia para el resto. Era la segunda ciudad española en alzarse con tal reconocimiento —tras lograrlo Vitoria-Gasteiz en 2012— y la primera del Mediterráneo. El anterior gobierno municipal, de Compromís y PSPV, armó una candidatura ganadora. Pero las elecciones del 28M en 2023 trajeron un cambio de gobierno en el Ayuntamiento, que asumió el PP en minoría y al que se incorporó a finales de octubre Vox, un partido negacionista del cambio climático. Ahora, transcurridos cuatro meses de capitalidad verde, la cita pasa desapercibida y su gestión recibe las críticas de la oposición, que denuncia retrasos en la planificación y organización de los eventos y su escaso eco y movilización social.

Cuando logró el galardón, la capital venía de ocho años de políticas dirigidas a pacificar el tráfico, fomentar el uso de medios de transporte no contaminantes como la bicicleta, ganar zonas peatonales y renaturalizar los espacios urbanos (la capital dispone de 7,5 metros cuadrados de zona verde por residente). Pero, bajo su gobierno, el PP entregó las carteras verdes del Ayuntamiento (Parques y Jardines, Agricultura o la gestión de la Albufera, su humedal más valioso) al partido ultra, y aunque el desarrollo del proyecto depende directamente de la Alcaldía, el engranaje parece que no estará engrasado hasta el segundo semestre. El director de la Oficina de la Capitalidad Verde se nombró a finales de septiembre de 2023 pero el contrato de apoyo técnico no se adjudicó hasta enero, a solo unos días de la ceremonia inaugural, en la que Valencia tomó el testigo de su predecesora, la ciudad estonia de Tallin.

La concejala Paula Llobet (PP), responsable de la gestión de la capitalidad, ha respondido a la oposición que hay más de 4 millones de presupuesto (entre Ayuntamiento, Generalitat y Diputación de Valencia) y ya se han celebrado “200 reuniones y entrevistas de más de 400 previstas), muchas de ellas con repercusión internacional; y hemos organizado y participado en eventos, 28 de ellos de gran impacto”, pero también es cierto que el concurso para el diseño, organización y producción de eventos de la capitalidad no se ha licitado hasta abril. En su labor de fiscalización, la oposición encuentra chocante además que en el conteo de actividades aparezcan por separado la apertura y clausura de un mismo congreso sobre humedales, o que se incluya la carrera 15K de Valencia, o el cierre de un congreso nacional de farmaceúticos.

“Estamos desperdiciando una gran oportunidad. Si Valencia fuera la sede de la Copa del América, se habrían encargado de que lo supiera todo el mundo”, critica el concejal de Compromís Sergi Campillo, uno de los encargados, cuando era vicealcalde y concejal de Ecología Urbana, de armar la candidatura verde. El edil considera que Catalá usa el premio, sobre todo, como reclamo turístico. De hecho, uno de los espacios más visibles que el Ayuntamiento dedica a la capitalidad está alojado en la web de Visit Valencia, la fundación municipal de turismo.

Antonio García Celda, el director de la Oficina de la Capitalidad Verde, explica que el actual Gobierno local heredó el reto después de unas elecciones y un cambio de Ejecutivo. “Es innegable que el país estuvo paralizado meses y cuando llegamos había mucho por hacer y, desgraciadamente, la capitalidad no era para dentro de un año o dos, sino para 2024″, apunta, al tiempo que subraya que se ha preferido trabajar bien a trabajar deprisa. “Todas las ciudades que lo han sido antes no han comenzado la capitalidad ni en enero, ni en febrero, ni en marzo, sino en el segundo semestre. Valencia podrá hacer, como el resto de ciudades, una buena capitalidad”, añade. Y dirige el foco hacia el Gobierno de España porque no ha declarado la cita de excepcional interés público para animar con incentivos fiscales a la participación.

Cicilistas pasean por Valencia.
Cicilistas pasean por Valencia. Mònica Torres

Una fecha clave de la capitalidad será en junio, con la celebración prevista de una cumbre de ciudades con misión climática de la UE. Además, “todas las actuaciones del gobierno tienen una parte dedicada a la capitalidad verde”, argumenta, aunque se mete en el mismo saco desde los trabajos para que la ONU declare Reserva de la Biosfera el humedal de la Albufera hasta la instalación de puntos de recarga eléctricos, la celebración de una feria de embarcaciones eléctricas, o el futuro parque de Desembocadura, todavía en proyecto.

“Son rehenes de las políticas negacionistas de Vox”, opina la concejala socialista Elisa Valía en alusión al PP. Y es que en plena capitalidad verde, un concejal del Gobierno municipal, de Vox, negó en una conferencia internacional sobre humedales que el problema de la Albufera fuera el cambio climático. “Alarmismo climático diría yo o religión climática si lo prefieren. Ese discurso no ha servido más que para el señalamiento ideológico y el derroche de dinero público. Un discurso del que ya se ha descolgado un buen número de científicos, algunos de ellos Premios Nobel”, manifestó el edil ultra José Gosálbez, ante un auditorio sorprendido.

La propia Comisión Europea respondió, a una pregunta de la eurodiputada socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero, que se hizo eco de las polémicas declaraciones del edil, que existe consenso científico sobre el cambio climático, que la temperatura de la tierra está aumentando y que “la acción por el clima de la UE se basa en la ciencia (…)”. No fue el único episodio: el portavoz de Vox en Valencia y concejal de Parques y Jardines, Juan Manuel Badenas, manifestó en la ceremonia inaugural de la Capital Verde que acudía “por respeto institucional”, pero ideológicamente no creía en ello.

A los desplantes se añaden las recientes polémicas en la ciudad por la revisión de proyectos que dejó planificados el anterior Ejecutivo: por ejemplo, que en la única supermanzana peatonal con que cuenta Valencia, el Gobierno local deje aparcar ahora porque “es una cuestión de sentido común” dada la falta de estacionamiento, dijo la alcaldesa. O que en algunos planes urbanos se haya dado marcha atrás en la reducción de carriles de tráfico.

“La capitalidad es una oportunidad para avanzar en la construcción verde de la ciudad. Es algo más que eventos y congresos, que también. Es, sobre todo, seguir construyendo conciencia verde entre los ciudadanos y para eso hay que movilizarlos”, considera Andrés Fernández, uno de los consultores que participó en la elaboración de la estrategia de Vitoria 2012. Fernández, director de la agencia Ciudadano Kane en la capital vasca, destaca de la agenda de aquel año la creación de un programa de voluntariado, de trabajar “el orgullo ciudadano en torno al verde”, o el pacto de empresas sensibles con la sostenibilidad.

La Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia ha recibido información de las actividades de la capitalidad pero “ahí nos hemos quedado de momento”, explica su presidenta, María José Broseta. Pero su semana ciudadana la dedicarán este año, por iniciativa propia, a las políticas verdes. García Celda reconoce que no existe un plan de voluntariado pero quiere impulsarlo, y de los patrocinios anuncia que ya ha llegado el primero. Además, hay un acuerdo firmado con la patronal autonómica para animar la innovación en las empresas en materia de sostenibilidad o que puedan medir el impacto de su actividad con vistas a mejorarlo.

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Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.
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