2023 se perfila ya como el año más cálido jamás registrado tras un septiembre también récord
El cambio climático, sumado al fenómeno de ‘El Niño’, impulsa las temperaturas globales hasta marcas nunca documentadas
Cuando en mayo la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advirtió de que el planeta se encaminaba a un periodo en el que se elevarían “las temperaturas mundiales hasta límites desconocidos” tenía toda la razón. Porque a partir de junio las mediciones se dispararon rompiendo todos los techos. Este verano meteorológico —junio, julio y agosto— ha sido el más cálido en el planeta desde, al menos, mediados de 1850, cuando arrancan los registros fiables. Septiembre ha seguido la misma senda: ha sido el septiembre más caluroso, según los datos recabados por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus. El organismo de la Comisión Europea advierte: “2023 se perfila ya como el año más cálido que jamás se ha dado en el planeta”.
Pero lo que tiene con la boca abierta a muchos investigadores es el margen tan amplio con el que se están rompiendo estos récords. La temperatura media global en septiembre (se mide la temperatura del aire en la superficie terrestre y marina) ha alcanzado los 16,38 grados Celsius. Es 0,5 grados más alta que el anterior septiembre más cálido, el de 2020, una distancia realmente grande.
Copernicus señala también en su boletín mensual que de enero a septiembre la temperatura global ha sido ya 0,05 grados más alta que en el mismo periodo de 2016, que hasta la fecha había sido el año más cálido registrado. “La humanidad ha abierto las puertas al infierno”, advertía hace una par de semanas António Guterres, secretario general de la ONU, al repasar el tórrido verano boreal que se ha vivido. “El calor horrendo está teniendo horrendos efectos”, añadía el máximo responsable de Naciones Unidas.
Pero, ¿qué es lo que está ocurriendo? ¿Por qué están disparadas las temperaturas? En primer lugar, como llevan décadas advirtiendo los científicos, el incremento de las temperaturas globales hasta estos límites desconocidos es la consecuencia más evidente de la crisis climática que el ser humano ha causado principalmente con el creciente uso de los combustibles fósiles. Esto es, el efecto del petróleo, el gas y el carbón, que cuando se queman para generar energía expulsan a la atmósfera los gases de efecto invernadero que están sobrecalentando el planeta.
El máximo responsable del área de cambio climático de Copernicus, Carlo Buontempo, explicaba hace un mes en una entrevista con EL PAÍS que el hecho de que este verano fuera el más cálido “no es un caso raro o aislado”, porque “forma parte de un patrón de calentamiento generalizado del clima” debido a la acción del ser humano. Pero al cambio climático de fondo se le une desde mediados de este año otro fenómeno: El Niño. Se trata de un patrón de variabilidad climática que se asocia con temperaturas más cálidas en el océano Pacífico que acaba afectando al conjunto del planeta. Hasta este verano, el clima estaba bajo la influencia de La Niña, el fenómeno opuesto, pero en junio se empezaron a dar las condiciones para la formación de El Niño, lo que ha ayudado a estos registros récord a partir del verano.
“A dos meses de la COP28, el sentido de urgencia para una acción climática ambiciosa nunca ha sido más crítico”, ha señalado a través de un comunicado Samantha Burgess, directora adjunta del Servicio de Cambio Climático de Copernicus. La COP28 es como se conoce a la cumbre climática anual que este año se celebra en Dubái. A dos meses del inicio de esta cita, en la que se reunirán los representantes de casi 200 países para intentar relanzar la acción contra el cambio climático, aumentan los llamamientos para que sea una cumbre ambiciosa. Por un lado, se intenta que todas las naciones asuman el compromiso de triplicar la implantación de las energías renovables para 2030, además de aumentar considerablemente la eficiencia energética. Un grupo de países también intentan que se realice un llamamiento explícito al necesario abandono de los combustibles fósiles y al fin de las nuevas exploraciones de petróleo y gas.
Paralelamente a las distintas reuniones de gobiernos e instituciones para impulsar la agenda climática, el papa Francisco difundió el miércoles un documento en el que advierte de los impactos de la crisis climática y critica la lentitud para dejar atrás los combustibles fósiles e implantar las energías limpias, como la solar y la eólica.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.