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Estados Unidos cancela los contratos para la explotación de petróleo en una reserva natural de Alaska

La Administración Biden prohibirá la perforación en más de cinco millones de hectáreas en la Reserva Nacional de Petróleo, casi la mitad de su superficie total

Macarena Vidal Liy
Polar bears Alaska
Una familia de osos polares en la costa del Refugio Nacional Ártico para la Vida Salvaje, en Alaska (EE. UU.)Handout . (REUTERS)

El Gobierno de Estados Unidos ha dado este miércoles un paso significativo en la lucha contra el cambio climático y para la protección de una inmensa área virgen en el noreste de Alaska. El Departamento del Interior ha anunciado que cancelará los permisos que la Administración de Donald Trump había concedido para la explotación de gas y petróleo en el Refugio Nacional para la Vida Salvaje en el Ártico. También prohibirá la perforación en más de cinco millones de hectáreas en la Reserva Nacional de Petróleo -casi la mitad de su superficie total-, en la misma zona ártica del Estado.

Pero el anuncio deja en evidencia los complicados malabarismos que afronta la Casa Blanca del presidente Joe Biden. Debe compaginar su compromiso con la lucha contra el cambio climático y el respeto al medio ambiente con las presiones para que mantenga reducidos los precios de la gasolina cuando se acerca un año electoral. Las nuevas medidas no incluyen el colosal Proyecto Willow en la Reserva Nacional de Petróleo, donde la Administración Biden concedió permiso de explotación a comienzos de este año a la petrolera Conoco Williams, pese a las protestas de organizaciones defensoras del medio ambiente y críticas de la propia ONU. Se calcula que el proyecto, con una inversión prevista de 8.000 millones de dólares (unos 7.500 millones de euros) producirá 576 millones de barriles de petróleo en los próximos treinta años.

“Cuando la crisis climática calienta el Ártico a un ritmo más del doble de rápido que el resto del mundo tenemos la responsabilidad de proteger esta venerada región”, ha declarado Biden en un comunicado. “Cancelar todos los permisos emitidos por la Administración previa en el Refugio Ártico y proteger 13 millones de acres (5,26 millones de hectáreas) contribuirá a conservar nuestras tierras árticas y la vida salvaje, al tiempo que honramos la cultura, historia y sabiduría perdurable de los nativos de Alaska que han vivido en estas tierras desde tiempos inmemoriales”.

Durante décadas, el Refugio, una reserva natural intacta y hábitat en el que viven osos polares, caribúes, alces y osos grizzli, estuvo protegido por una estricta prohibición de explotar sus recursos naturales. Pero durante el mandato de Trump, el Congreso de mayoría republicana cambió esa política. En 2017 ordenó la venta de permisos de explotación del área, de 7,7 millones de hectáreas y que se calcula que esconde en su subsuelo suficiente petróleo para llenar 11.000 millones de barriles. La ley aprobada entonces preveía dos rondas de subastas antes de que expirase 2024.

La venta de los primeros permisos se consumó en enero de 2021, en los últimos días de mandato de la Administración republicana antes de traspasar la presidencia al demócrata Biden, el vencedor de las elecciones de 2020 con un programa que incluía el compromiso de proteger ese parque natural. El sector petrolero mostró poco interés en la subasta de esas licencias. El mejor postor fue un organismo estatal, la Autoridad de Desarrollo Industrial y Exportación de Alaska. Otras dos pequeñas compañías que adquirieron licencias acabaron renunciando a ellas debido a la incertidumbre sobre el programa de explotación.

En su primer día en la Casa Blanca, Biden firmó una orden ejecutiva que detenía la extracción de hidrocarburos en el Ártico. Posteriormente, suspendió los permisos que la administración anterior había emitido, con el argumento de que las revisiones medioambientales apuntaban a la existencia de problemas. El Estado de Alaska, que considera necesaria la explotación petrolera para la creación de empleo y la recaudación de ingresos, presentó una demanda contra esa paralización, los tribunales dieron la razón el mes pasado al Gobierno, al considerar que podía suspender los permisos mientras completaba nuevos informes.

Ahora, el Departamento del Interior ha apuntado que esos informes determinan que los estudios en los que se basó la decisión original de venta adolecían de “graves defectos legales”. Esa valoración permite que la responsable del departamento, Deb Haaland, pueda anular las licencias.

En un comunicado, Haaland ha calificado el cambio climático como “la crisis de nuestra era”. “No podemos mirar para otro lado ante el impacto desproporcionado que se deja sentir en el Ártico”, afirmó.

La producción de petróleo en Alaska, el Estado de mayor superficie en Estados Unidos, se ha ido reduciendo gradualmente a lo largo de los últimos treinta años. Si en 1988 extraía más de dos millones de barriles diarios, en la actualidad produce menos de la cuarta parte.

El gobernador de Alaska, el republicano Mike Dunleavy, ha prometido llevar la decisión a los juzgados. “Pelearemos por el derecho de Alaska a desarrollar sus propios recursos y acudiremos a los tribunales para corregir el error de la Administración Biden”, ha declarado.

Las organizaciones ecologistas han alabado, por contra, la decisión del Gobierno. “Elogiamos a la secretaria Haaland por anular las licencias de petróleo y gas emitidas ilegalmente para el Refugio Ártico”, ha indicado Abigail Dillen, del grupo Earthjustice. “En el futuro esperamos ver las protecciones más firmes posibles para el Refugio y el Ártico Occidental”.

Aunque no todas se muestran completamente entusiasmadas. Duele la decisión sobre el Proyecto Willow. “Medidas reducidas como las que ha adelantado el Departamento del Interior no eliminarán el historial climático increíblemente decepcionante del presidente Biden en cuanto a los permisos de petróleo y gas”, ha apuntado la organización Friends of the Earth. “Si la Administración está verdaderamente comprometida con la protección de nuestra gente y el planeta, debe detener proyectos dañinos para el clima como el Willow”.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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