La hora de una gestión sostenible de nuestro atún
Qué son las estrategias de captación y por qué son esenciales para garantizar el futuro de la pesca del atún a largo plazo
2022 es un año especial para el atún en Europa. Especialmente para el icónico atún rojo que, con una historia de pesca de casi 3.000 años, es parte importante del patrimonio cultural y económico europeo. Patrimonio muy nuestro, como vemos aún hoy en la pesca de atún de ‘almadraba’ en las costas de Cádiz, tradición pesquera milenaria y respetuosa con el recurso y el medio.
A comienzo del siglo XXI, el atún rojo del Atlántico se encontraba seriamente amenazado por la sobrepesca masiva, al ser esta especie especialmente apreciada para la preparación de sushi. Esto condujo a una atención internacional, igualmente masiva, de ONG, de la comunidad científica e incluso del Príncipe Alberto de Mónaco, que conjuntamente hicieron sonar la alarma para evitar la desaparición del atún rojo atlántico. Este llamamiento a la acción fue bueno para crear conciencia sobre la importancia de incorporar criterios de sostenibilidad a la actividad pesquera.
El esfuerzo concertado de la industria pesquera, la ciencia, las ONG y los responsables políticos han propiciado este caso de éxito en el que la reducción de capturas acordadas a nivel internacional ha permitido la espectacular recuperación de la población de atún rojo en el Atlántico este y el Mediterráneo. En estos mismos momentos, en los meses previos a la reunión anual de la organización responsable de la gestión del atún del Atlántico (ICCAT por sus siglas en inglés), las distintas delegaciones de los países con intereses pesqueros están trabajando intensamente para lograr coronar la gestión del stock de atún rojo mediante el establecimiento de las imprescindibles ‘estrategias de captación’.
¿Qué son las estrategias de captación y por qué son esenciales para garantizar el futuro de la pesca del atún a largo plazo? Estos modernos mecanismos de gestión priorizan el establecimiento de objetivos de captura basados en información científica, y prescriben directa y completamente las medidas que se deben adoptar para conseguir este objetivo en cada momento. Lo profundamente innovador de estas estrategias de captación es que las respuestas ante cambios en el estado del stock del atún son acordadas de antemano, de forma que los límites de captura y otras reglas de control se aplican de manera automática y no requieren de arduas negociaciones cada vez que se deben modificar las medidas a aplicar. Acuerdo que no siempre se alcanza.
Los beneficios son obvios. Todos conocemos las reglas del juego, sustituyendo una reacción visceral por una respuesta racional. Todos conocemos el estado del stock del atún y sabemos cómo se adecuarán las medidas de control ante la evolución de este estado. Tanto la pesca como el comercio se benefician de un sistema transparente y predecible. El comercio minorista y los consumidores tienen la seguridad de un suministro estable y sostenible en el futuro. Y, sobre todo, se garantiza la propia pervivencia del atún en nuestros océanos.
Este caso tiene un significado que va mucho más allá del atún rojo por sí solo. La introducción de estrategias de captura da una oportunidad para poner toda la gestión internacional del atún a una altura más moderna y eficaz. Todavía muchas pesquerías internacionales bajo la jurisdicción de los Organismos Regionales de Pesca dificultan su aplicación efectiva. Muchas veces no es prioridad en las agendas políticas de nuestros gobernantes.
Ese es un lujo que ya no nos podemos permitir. El 80% de las capturas de túnidos a nivel global todavía provienen de poblaciones saludables. Pero la expansión exponencial de la capacidad de la flota, las técnicas de pesca cada vez más eficientes, las capturas ilegales no declaradas y no registradas están poniendo rápidamente en peligro un número cada vez mayor de poblaciones de atún en el mundo. El atún es materia prima de una industria alimentaria que proporciona proteínas saludables a una parte importante de la población mundial, con un valor económico estimado de más de 50.000 millones de euros y una industria y comercio que da empleo a millones de personas.
En última instancia, son los gobiernos los responsables de establecer las estrategias de captura dentro de las organizaciones internacionales como la ICCAT para el Atlántico que gestionan el atún en los mares del mundo. España, el país con la mayor flota atunera y la industria transformadora más importante de la Unión Europea, tiene una responsabilidad especial en este sentido. Dentro de la Unión Europea, representado por la Comisión Europea en la ICCAT, España ha tenido tradicionalmente una voz importante, a menudo decisiva.
Ha llegado el momento de usar de nuevo esta voz para apoyar la adopción de una política de pesca sostenible. El establecimiento de nuevas estrategias de captura para el atún rojo en la ICCAT será la prueba de que una política pesquera eficaz no solo es concebible sino también posible en la práctica. Es la culminación de 10 años de arduo trabajo para salvar el atún rojo. Será un primer paso que servirá de ejemplo para la gestión sostenible de las otras especies de atunes tropicales en el Océano Atlántico y en los otros océanos que pueda garantizar un futuro sostenible para la pesca y el consumo de atún. Es hora de que los gobiernos europeos, y el español en particular, den un paso al frente.
Héctor Martín Fernández Álvarez es Gerente de Desarrollo Sostenible de la Business Unit Food de Bolton Group, el mayor operador económico en el mercado de atún europeo.
Steven Adolf es excorresponsal holandés en España, asesor en gestión sostenible del atún y autor del libro ‘Tuna Wars’.
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