Temperaturas como en Irak: así será el calor extremo en España
Los días de ola de calor se duplicarán en la Península de aquí a 2050, según un estudio de proyecciones climáticas
“De la península Ibérica, olvidaos”, concluyó un reputado físico atmosférico alemán, Hans Joachim Schellnhuber, ante el nivel de calor que soportará el extremo sur de Europa en un futuro demasiado próximo. El climatólogo, investigador posdoctoral y profesor en la Universidad de Santiago de Compostela Dominic Royé recuerda la cita al hablar de su último artículo sobre proyecciones climáticas de las olas de calor publicado en una revista científica, Atmospheric Research, junto con Nieves Lorenzo y Alejandro Díaz-Poso, que apunta a que habrá un aumento significativo de la intensidad, la frecuencia, la duración y la extensión de estos episodios de calor extremo, hasta el punto de que esperan que haya el doble de días de ola de calor de aquí a menos de 30 años. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), “para nuestros nietos, serán normales los veranos como el peor de la historia y para sus hijos, será hasta fresco”. Córdoba será la nueva Bagdad: sufrirá cinco días a 47/48º, cuando la temperatura más alta jamás registrada en España es de 46,9º. Son cifras propias de Irak.
Pero, ¿a qué llamamos ola de calor? “No existe una definición universal”, recuerda Royé. La Organización Meteorológica Mundial habla de un tiempo inusualmente cálido que persiste al menos dos días con registros por encima de los umbrales. En España, Aemet determina que se tienen que registrar temperaturas entre el 5% de las más cálidas en al menos el 10% de las estaciones durante tres días. Estos investigadores no usan la definición de Aemet sino un índice de reciente creación llamado Excess Heat Factor (EHF), que establece que hay ola de calor si durante tres días se supera el percentil 95 de las temperaturas medias más altas. Desarrollado por científicos australianos, el EHF añade un aspecto novedoso e interesante, la aclimatación o adaptación al calor. “Este índice contempla si en los 30 días anteriores a la ola de calor hizo más calor que el promedio, porque si los valores extremos llegan de repente producen más estrés y más impacto”, detalla el científico.
Royé, Lorenzo y Díaz-Poso han replicado sus cálculos, en los que proyectan a un futuro próximo (2021-2050) lo sucedido en el periodo de referencia de 1971 a 2000, en dos de los escenarios previstos por el papel del cambio climático, el intermedio y el peor. Hasta mitad de siglo, explica Rubén del Campo, portavoz de Aemet, hagamos mucho o poco por reducir las emisiones la diferencia en grados es pequeña. Las proyecciones para España de estos dos escenarios hablan de un aumento hacia mitad de siglo de 1,5º a 2º, pero a partir de ahí la diferencia entre ambos escenarios se agranda y es de cuatro grados. Así, en 2050 las temperaturas máximas del verano sumarán dos grados en el escenario de emisiones intermedias, tres según el peor escenario. En las dos últimas décadas, el incremento es de 3º a 6/7º.
Estas cifras retrotraen al verano de 2003, el más tórrido hasta ahora en España y en Europa, en el que la temperatura media fue de 2,5º por encima de lo habitual. “Los veranos normales de nuestros nietos serán como el peor que hemos vivido hasta la fecha, que para sus hijos será incluso fresco”, se aterra Del Campo. Aquel verano se produjo una ola de calor brutal en la que hubo un exceso de mortandad atribuible a las altas temperaturas en España de 6.600 personas en apenas 15 días ―de las que apenas 140 murieron de forma fulminante de un golpe de calor― mientras que en Francia hubo 14.500 muertos.
A finales de siglo y en el peor de los mundos posibles, ciudades como Córdoba pasarán cinco días cada verano a 47/48º, cuando la temperatura más alta jamás registrada en esta provincia, que es también la máxima de todo el país, es de 46,9º. En Sevilla, será a 46/47ª, en Madrid, a 43/44º, cuando su récord está en 41º y en Zaragoza, a 45/46º, cuando jamás han pasado de 44,5º. “Son temperaturas absolutamente extremas e inauditas para España y propias de Irak, Arabia Saudí, Pakistán y el oeste de la India”, destaca Del Campo, para añadir que, durante una ola de calor, se podría pasar de 50º. Aunque estos valores “están lejos de lo invivible por el hombre sí apuntan a un clima desconocido de rasgos espeluznantes”, alerta Del Campo.
Según estos investigadores, estos días de ola de calor a temperaturas ahora inimaginables aumentarán, de promedio entre el escenario intermedio y el peor, un 104% en 2050 en toda la Península, aunque en el escenario intermedio el incremento será más agudo en el centro-este de España, con un 150% en la costa mediterránea y los Pirineos. En consecuencia, se pasará de los 23 días de ola de calor que se registraron al año de 1971 a 2000 a 40 este verano, mientras que en 2050 serán 53 en el escenario intermedio y 70 en el peor.
La duración de las olas de calor muestra un aumento de más de 15 días en la región mediterránea y un mínimo de seis en las regiones norte y oeste. Además, en el peor escenario, las olas de calor prolongadas, de más de 10 días, se extienden prácticamente por toda la Península, excepto en la costa atlántica, donde no se pasa de 6/7 días. En cuanto a las temperaturas, en el periodo de referencia tenían un exceso de calor de 11º, cifra que llegará a 21º en el escenario intermedio y a 24º en el peor caso. Y no solo hará más días de calor extremo, sino que afectará a más zonas: la extensión de las olas de calor aumentará de un 6% a 8% por década, lo que implica “una mayor exposición humana, una mayor demanda de energía y mayor riesgo de incendios”, alerta el investigador.
En el periodo de referencia, las olas de calor afectaban a una extensión máxima del 49%, en el escenario intermedio sube al 78% y en el peor, a un 80%. En este escenario, las olas de calor afectan a prácticamente a todo el territorio, salvo una estrecha banda a lo largo de la costa atlántica, cantábrica y la zona de Cádiz. Las proyecciones de estos científicos, que no quieren ni pensar qué pasaría si hicieran los cálculos para 2100, señalan que las áreas con unas olas de calor más intensas no coinciden con las que tienen una duración más prolongada. “En Galicia y Portugal son muy intensas pero cortas, mientras que en el Mediterráneo son menos intensas pero más largas”.
El portavoz de Aemet ve estas conclusiones congruentes tanto con las proyecciones que maneja la agencia como con los datos observados, que revelan que las olas de calor se han duplicado en la última década, al pasar de 11/12 por década a 24 entre 2011 y 2020. “En los años ochenta y noventa, había seis días al año bajo situación de ola de calor y en la década pasada subió a 14″. El verano pasado, con tres olas de calor, fueron un total de 18 días. Este nuevo estudio “viene a confirmar que las olas de calor están aumentando y van a aumentar aún más”, lamenta Del Campo.
El calor se cobrará 1.900 vidas este verano
Entre 2001 y 2010, fallecieron por las altas temperaturas 1.300 personas de media al año en España, tres al día, recuerda el investigador Julio Díaz Jiménez, del Instituto de Salud Carlos II (ISCIII). Este verano se teme que sean 1.900, según el sistema de estimación de impacto del calor en la mortalidad de la población (MOMOcalor) del Centro Nacional de Epidemiología. La buena noticia, explica Díaz, es que en las últimas décadas la capacidad de adaptación y las medidas preventivas han reducido drásticamente el incremento de la mortandad. “Por cada grado de más, la mortandad aumentaba un 14% entre 1983 y 2003, mientras que ahora, de 2004 a 2012, apenas lo hace un 2%”.
El problema es que hay ―y habrá― más días de calor extremo. “En España, si no hay adaptación en 2050-2100 habrá cerca de 13.000 muertes al año. Si seguimos adaptándonos como ahora, nos quedaremos en unas 1.000 aún en el peor de los escenarios. El reto está en mantener ese ritmo de adaptación”, advierte Díaz.
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