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La actividad del volcán de La Palma se ralentiza y se descarta que la lava llegue al mar esta noche

Los expertos creen que todavía es posible otra erupción explosiva, pero parece más probable que siga el guion actual, muy similar al del Teneguía de 1971

La lava avanza en Los Campitos, en Los Llanos de Aridane, durante el día de hoy. En vídeo, imágenes de la erupción del volcán.Vídeo: DESIREE MARTIN / AFP / EPV
Javier Salas
Santa Cruz de Tenerife -

El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, aseguró por la mañana en una rueda de prensa de las autoridades, que al anochecer la lava alcanzaría el mar: “Es previsible que sobre las 20.00 horas la lava alcance la costa”. Sin embargo, la fuerza del volcán ha frenado su empuje con el paso de las horas, y la colada está todavía a mitad de camino hacia el litoral. Una ralentización del avance de los ríos de lava que hace difícil que se cumpla esta previsión, e incluso que llegue antes de que despunte el día, este martes. Miguel Ángel Morcuende, director técnico del Pevolca (Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias), ha asegurado sobre las 21.15 que la lava “no va a llegar esta noche al mar”. Y ha añadido que se ha observado menos actividad en el volcán, menos volumen de masa magmática. “Se ralentiza la actividad. La lava está sobre el barrio de Todoque. Aún queda la mitad del camino recorrido para llegar al mar”. Por lo tanto, ha descartado que llegue esta noche. Además, los técnicos del Pevolca señalaron que la señal del tremor, los temblores que propicia el flujo de lava, parecen haber disminuido un poco.

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“La erupción en La Palma tiene material, intensidad y magma suficiente para aguantar semanas”

Vicente Soler, vulcanólogo del CSIC había comentado anteriormente que era “una estimación razonable”. “El flujo de emisión es constante, y conforme la lava se aleja por esa llanura cuesta abajo, se ralentiza, porque aumenta su viscosidad y se abre formando un abanico de lava que frena su avance”, explica Soler, experto del comité de crisis de La Palma. La lengua basáltica, a más de mil grados de temperatura, se frena al expandirse, pero también se convierte en más destructiva al ensancharse su parte frontal. Soler calcula que ahora la lava avanza a 300 metros por hora, más despacio que los 700 metros por hora que se calcularon inicialmente junto a los conos eruptivos, donde nació el volcán en la zona de Cabeza de Vaca, en Cumbre Vieja. Pero todo depende de que el flujo se mantenga constante y de lo que encuentre a su paso.

El Instituto Geográfico Nacional (IGN) ha realizado unos modelos matemáticos para calcular los lugares por los que avanzarán estas coladas, en función de los parámetros de la lava y de las características del terreno. Con ese mapa, los científicos tratan de facilitar las labores de Protección Civil, señalando las rutas más probables, según explica la directora del Observatorio Geofísico Central del IGN, Carmen López: “Se conoce el área de máxima probabilidad de estar afectado por coladas de lava”.

No obstante, esos cálculos se han realizado a partir de las nueve bocas eruptivas, de dos fisuras distintas, que se han abierto ya, según López. Pero los científicos no descartan que pudieran abrirse nuevas fisuras, que cambie el flujo o, aunque menos probable, que se generen nuevas erupciones en otro punto. De momento, un cono ha tomado protagonismo. López explica que, al alcanzar la superficie, el magma busca salida y “puede aparecer en distintos puntos de emisión, pero el mecanismo es el mismo. No sería otra erupción, pero no se descarta que puedan surgir otros puntos de emisión u otras pequeñas fracturas”.

“No se descarta que puedan surgir otros puntos de emisión u otras pequeñas fracturas”
Carmen López, directora del Observatorio Geofísico Central del IGN

Para Soler, este hecho es difícil de precisar todavía, porque a medida que aumenta el cono volcánico “crece la presión y no se puede descartar una nueva boca en otro punto alejado”. Sin embargo, opina: “Lo más esperable es que no”. De momento, la erupción se está comportando según el guion que se esperaba, con esas dos fisuras separadas por 200 metros de distancia. Este tipo de erupción fisural genera varios conos alineados que liberan magma a la vez, pero de forma caótica, lo que puede provocar cambios en su forma. Unos pueden perder fuerza y apagarse, otros pueden cobrar todo el protagonismo y tapar a los demás. “El volcán de Teneguía permaneció con una erupción estable como la que vemos ahora, con nueve bocas primero, que luego fueron dos y al final una sola. Podría repetirse”, señala Soler.

Sin embargo, los expertos no se atreven a descartar el otro escenario más preocupante, el de San Juan en 1949. Según Stavros Meletlidis, investigador del IGN en La Palma, aquel año surgieron varias bocas distintas, bien separadas unas de otras en distintos puntos de la isla. “No se puede poner todavía la etiqueta de si este volcán es como Teneguía o como San Juan”, advierte Meletlidis. “Todo puede cambiar muy rápido”, añade. Hasta ahora ha seguido el patrón de los volcanes canarios, con una primera fase energética menor de la esperada y con pocos gases. Para Soler no es descartable la hipótesis de San Juan, que sorprendió con una nueva explosión de magma en otro punto de la isla, vertiendo lava hacia este y oeste, aunque en este momento no parece lo más probable.

Los primeros cálculos sugieren que el volcán cuenta con unos 17 o 20 millones de metros cúbicos de lava, menos de la mitad de los 43 millones que emitió Teneguía

Por ahora, los primeros cálculos sugieren que el volcán cuenta con unos 17 o 20 millones de metros cúbicos de lava, menos de la mitad de los 43 millones que emitió Teneguía, pero es un cálculo muy preliminar que debe revisarse. “Ese valor hay que actualizarlo. Si en dos o tres días deja de crecer la deformación del volcán, se frena un poco, se estabiliza, podremos hacer un cálculo más preciso. Mientras siga creciendo la deformación y hay una fuente de lava, es como hacer cábalas”, advierte Soler. Meletlidis coincide en que “no es una bolsa”, sino un cálculo a partir del abombamiento, “pero puede haber algo más abajo”. En este momento, la deformación es de 20 centímetros, 5 más que en el momento de la erupción.

Sobre la duración de la erupción, para López “no es esperable que sea muy corta”. “Hay que corroborarlo con datos, pero la sensación es que la erupción tiene material, intensidad y magma suficiente para aguantar más que unos días, semanas. Pero no te podría decir si muchas semanas o pocas semanas, hay que analizarlo continuamente”, reconoce la experta del IGN. Se están tomando muestras de dióxido de azufre del volcán para poder calcular cuando empieza a perder fuerza, cuando bajen esos valores.

El momento en que los vecinos evacuados puedan regresar a sus tierras, todavía es pronto para plantearlo, mientras siga viva la erupción, pero una vez acabada se tendrán que medir varios parámetros. Inicialmente, las posibilidades de que vuelva a ocurrir. Además, se tendrá en cuenta si hay posibles futuros centros eruptivos y cuál es la concentración de emisiones de gases peligrosos en la zona, y no se permitirá mientras que los parámetros no sean inofensivos.

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Sobre la firma

Javier Salas
Jefe de sección de Ciencia, Tecnología y Salud y Bienestar. Cofundador de MATERIA, sección de ciencia de EL PAÍS, ejerce como periodista desde 2006. Antes, trabajó en Informativos Telecinco y el diario Público. En 2021 recibió el Premio Ortega y Gasset.

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